viernes, 20 de agosto de 2010

Europa, una gran base militar estadounidense

Europa, una gran base militar estadounidense


Nelson Roque Suástegui
Rebelión





Todos los años, entre marzo y abril, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (EEUU) publica un informe detallado del año fiscal anterior —que cierra en septiembre— con los principales datos sobre las bases militares que posee en su territorio y en el extranjero, como son: el tipo de base, ubicación, extensión, la cantidad de personal destinado a cada una de ellas y otros datos de interés.1


Se trata de un informe abierto; por lo tanto, en él no se publican los datos que el Pentágono no está interesado en divulgar y además, en ese informe no aparecen muchas de las bases militares que las Fuerzas Armadas estadounidenses utilizan abiertamente, como son las siete instalaciones que ocupan desde el año pasado en Colombia, las de Iraq, Afganistán y otras, diseminadas en la mayor parte del planeta.


Es posible que dentro de algunos años la cantidad de bases militares que se reporten anualmente por el Departamento de Defensa disminuya, porque la nueva tendencia es dar a entender que están autorizados a utilizar las instalaciones en otros países, sin menoscabo de la soberanía del anfitrión, cuando se trata de todo lo contrario: los militares estadounidenses ocupan la base y le permiten al supuesto dueño, en ocasiones, prepararse junto a sus tropas, maniobrar o realizar algunas otras actividades conjuntas.


En el informe oficial del Pentágono al que hemos hecho referencia, aparece la cantidad de efectivos militares estadounidenses que permanecen en las diferentes instalaciones. En algunos casos la cifra es cero, lo cual no significa que el sitio esté vacío. Muchas veces el personal lo aporta el país anfitrión y en otros casos la base se ocupa con los llamados “contratistas”, que no son otra cosa que mercenarios estadounidenses, locales o de cualquier otro país asociado a los EEUU.


El informe de 2009 expresa que EEUU. tiene un total de 5 579 bases militares. De ellas, 4 742 se encuentran en el territorio continental. Sumadas las instalaciones del territorio estadounidense y de las posesiones, el Pentágono tiene desplegados 1 678 460 militares, 471 342 civiles y 298 878 clasificados como “otros”. Fuera del continente, EEUU. tiene oficialmente 837 bases, aunque se calcula que son más de mil.2


De las 452 instalaciones asentadas en Europa, 219 pertenecen al Ejército, 53 a la Marina y el resto, 180, a la Fuerza Aérea.


Alemania es el país europeo que mayor cantidad de bases estadounidenses alberga: el 52% del total en Europa y el 28% del total en el extranjero. En Alemania radican el Estado Mayor del Comando Europeo y del Comando Africano (temporal), en Sttutgart; el Cuartel General de la Fuerza Aérea de los EE.UU., en Ramstein; y en Heidelberg, el Cuartel General del Ejército Estadounidense en Europa.


Le siguen en orden descendente Italia, con el 19% del total en Europa y el 10% del total en el mundo, y el Reino Unido, con el 10% del total en Europa y aproximadamente el 6% del total en el mundo. En Bruselas, Bélgica, radica el Estado Mayor de la OTAN.


Desde principios de la Guerra Fría y hasta el momento, las bases militares de Lakenheath, en el Reino Unido; Kleine Brogel, en Bélgica; Volkel, en Holanda; Buchel, en Alemania; Ghedi Torre y Aviano, en Italia e Incirlik, en Turquía almacenan, de acuerdo con las necesidades del momento, diferentes cantidades de municiones nucleares para la aviación, que sumadas, están en el orden de las 400 unidades, listas para ser usadas de inmediato.


De las bases estadounidenses que se encuentran fuera de su territorio y que aparecen registradas en el informe anual del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, un grupo de ellas, 13 en total, también cumplen misiones en función de la OTAN. Ellas son: Fairford, Lakenheath y Mildenhall en el Reino Unido; Geilenkirchen, Ramstein y Spangdahlem, en Alemania; Morón de la Frontera y Rota, en España; Vicenza, Aviano, Sigonella y Brindisi, en Italia e Incirlik, en Turquía. La OTAN posee otras bases que están fuera del inventario estadounidense, pues las aportan varios de los países aliados.


Estados Unidos, en su afán hegemónico mundial, ha poblado el mundo de bases militares. Una vez que las Fuerzas Armadas estadounidenses se asientan en un territorio, hacen todo lo posible por mantenerse en él. Los países que fueron ocupados en la segunda guerra mundial o después de ella por las tropas de EEUU., siguen manteniendo apreciables cantidades de estas instalaciones: Japón, con 124 bases y 32 460 efectivos, Corea del Sur, con 87 sitios y 28 000 soldados, Alemania e Italia, perdedores al igual que Japón en la última conflagración y el Reino Unido, que estuvo entre los ganadores y es el mejor aliado del imperio en el continente, son ejemplos de lo anteriormente planteado. Europa en general y la Unión Europea, en particular, por la enorme cantidad de instalaciones militares que albergan, pueden ser consideradas una gran base militar estadounidense.


La Habana, 9 de agosto de 2010

Nelson Roque colabora en el Centro de Estudios Europeos de La Habana.



1 Department of Defense. United States of America. “Base Structure Report. Fiscal Year 2009. Baseline”

2Periódico Granma “Ínfulas hegemónicas del imperio: son 872 las bases miliares yankis en el Planeta.” La Habana. Cuba. 16 de agosto de 2009. Tomado de internet el 16.08.2009. www.granma.cubaweb.cu/2009/08/16/interna/artic09.html

LA MACROECONOMÍA EN LA LUNA DE MIEL

Rudolf Hommes


Estamos en plena luna de miel, pero ya el "equipo de ensueño" principia a mostrar el cobre. El Ministro de Agricultura, por ejemplo, ha defraudado a quienes esperaban un cambio drástico de la política agropecuaria porque su primera medida ha sido conservar el notorio programa de Agro Ingreso Seguro, con el argumento de que se va a excluir a los grandes propietarios. En el programa original se le daba preferencia al pequeño productor, pero los grandes burlaron la norma y se fraccionaron para convertirse en beneficiarios. Para ese fraccionamiento tuvieron que utilizar a toda la parentela, hasta a las novias de los hijos, y fue así como resultó como beneficiaria una reina de belleza, que fue lo que detonó el escándalo. La reina devolvió la plata, mostrando que su carácter le hace juego a su belleza, pero hasta ahí llegaron los correctivos, porque el gobierno anterior resolvió echarle tierra al asunto culpando de todo a una organización internacional que actuaba bajo instrucciones suyas.

Se esperaba que este gobierno cambiara de rumbo, porque es mucho más productivo y más equitativo destinar el dinero de los subsidios a la provisión de infraestructura, la capacitación de los productores o la asistencia técnica y comercial a pequeños productores, por ejemplo. Si la política agropecuaria va a seguir en lo mismo, podemos despedirnos de la locomotora agropecuaria y decirle adiós al abaratamiento relativo de los alimentos, que era la fórmula secreta de Minhacienda contra la enfermedad holandesa que se nos viene encima.

Anuncian que el Banco de la República se va a ocupar de ese problema en la reunión de hoy y se augura que va a recurrir a las mismas medidas que en el pasado han sido ineficaces para contener la tendencia. El Banco y el Gobierno no están preparados aún para enfrentar exitosamente el problema porque no es clara cuál va a ser la mezcla de políticas que asegure la estabilidad de precios y la contención de la apreciación del peso, Quizás antes de tomar medidas apresuradas para satisfacer a los gremios de exportadores o llenar los bolsillos de especuladores, el Banco y el Gobierno deberían preparar un programa macroeconómico coordinado y confiable. En ausencia de este, la presión a favor del peso puede ser incontenible porque los últimos anuncios apuntan en la dirección de gastos mucho mayores, sin financiación.

El Gobierno se ha comprometido con metas de inversión y con objetivos sociales que son deseables, pero costosos. Ha decidido no tocar las sobretasas a los salarios y acoger la recomendación de hacerlas deducibles de los otros impuestos, lo cual es favorable al empleo pero golpea al fisco. En lugar de anunciar o de presentar un proyecto de ley para eliminar los generosos estímulos a la inversión ha ido a concertarlo con los gremios económicos que han aceptado apoyarla, pero con gradualidad. Esta gradualidad es innecesaria y una manera de decir "sí, pero no". La reforma del régimen de regalías, tan anunciada, no ha hecho su debut, y el Gobierno sigue comprometido a no subir los impuestos (las tarifas). No va a tener otro recurso entonces que acudir al crédito externo, como ha anunciado, y fomentar la revaluación, renunciando a utilizar la política fiscal para combatirla.

La otra medida que reduciría la presión a favor del peso sería una rebaja de aranceles de bienes de consumo, tanto de origen agrícola como industrial, pero nadie en el Gobierno está hablando de esto, a pesar de que neutralizaría el efecto de los mayores ingresos de divisas y de que una "moderada reducción de los excesivos aranceles agropecuarios podría sacar de la pobreza a cientos de miles de personas en cuestión de meses" (A. Montenegro, 'Contra el dólar de $ 1.500', El Espectador, 7 de agosto de 2010), y de que la reducción de la protección podría fomentar las exportaciones de otros bienes y el empleo en sectores en los que la producción está limitada por el tamaño del mercado doméstico.


http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/rudolfhommes/la-macroeconomia-en-la-luna-de-miel_7871722-1

EL TERRORISMO TIENE LÓGICA

Alberto Maldonado S.
Rebelión


El sábado 7 de agosto/2010, en la Plaza Bolívar (centro histórico de Bogotá) se posesionó como nuevo Presidente de Colombia, el señor Juan Manuel Santos. A ese acto concurrió –contra todo pronóstico- el Presidente de Ecuador, Rafael Correa Delgado quien rompió relaciones diplomáticas con Álvaro Uribe, a consecuencia del atroz ataque contra el campamento de Angostura (marzo 1/2008) un ataque causó 25 muertes, tres heridas y del cual su Ministro de la Defensa (Juan Manuel Santos) dijo, ya de candidato presidencial, para él “había sido un orgullo ordenar el ataque contra la base clandestina de las FARC, en territorio ecuatoriano”; y agregó, en otras declaraciones, que “volvería a hacerlo si fuera necesario”
A este acto de posesión concurrió también el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela (Nicolás Maduro) en representación del Presidente Bolivariano Hugo Chávez, quien, ni cuatro semanas atrás, rompió relaciones con Uribe a raíz de que este denunciara que “1.500 terroristas de las FARC y el ELN” se encontraban a sus anchas en territorio venezolano; y, desde ahí, planificaban ataques contra la “seguridad democrática” de Colombia.


Para sorpresa de todos, especialmente del “padrino” Uribe, no solo que el nuevo Presidente, en su discurso de apertura, dijo y repitió que quería tener buenas relaciones con sus vecinos (Ecuador y Venezuela) sino que concertó, vía UNASUR (Néstor Kirchner) una entrevista con Hugo Chávez, para el martes siguiente (agosto 10/2010) Encuentro, que desde luego, se realizó cumplidamente ese día en San Pedro Alejandrino, la localidad donde se encuentran los restos mortales de Simón Bolívar.

Hace falta recordar que en esta cita extra pero cumbre entre los dos mandatarios, en menos de cuatro horas de conversaciones, firmaron un acuerdo de entendimiento y decidieron reanudar relaciones plenas de inmediato, para lo cual nombrarían sus nuevos embajadores.


Pero, cuando amanecía el jueves 12, como a las 5:30, estalló un coche bomba con más de 60 kilos, justo frente al edificio del imperio Caracol (radio y televisión) una red mediática que se había caracterizado por su incondicionalidad ante el gobierno de Álvaro Uribe, en cuya defensa y preservación, desató, durante dos períodos (8 años) lo que hoy se conoce como guerra mediática. Del atentado, salieron con heridas leves unas treinta personas; pero, se registraron daños considerables en los edificios del sector.

No se tardaron sino tres o cuatro horas, hasta que los políticos uribistas y los sabuesos policiales que actuaron en el caso, comenzaron a propalar a los cuatro vientos que las sospechas de la autoría de semejante atentado “se dirigía hacia las FARC” Ágiles como son, los libretistas de crónica roja de la inteligencia colombiana, más los analistas políticos y militares, encontraron rápidamente que “no podían ser otros que los bandidos de las FACR” los autores del atentado terrorista, que para eso son TERRORISTAS.


Contrariamente a lo que se esperaba, el nuevo Presidente, mas bien, se manifestó muy prudente; y, en lugar de adelantar juicios de opinión y culpables a los ya conocidos “terroristas”, dijo que el atentado será investigado y hasta ofreció una recompensa equivalente a unos 250.000 dólares USA a quienes den información cierta y evidente sobre la identidad de los autores materiales e intelectuales del hecho.

Y aquí vienen “mis lucubraciones” contrarias a la tendencia que han manifestado en estos días los medios sipianos (de la SIP-CIA) del continente. Para ellos, los autores del atentado “no pueden ser otros” que los terroristas de las FARC; y se respaldan en informaciones, aseveraciones, análisis y denuncias que han hecho, a través de los medios masivos del sistema, sus “siempre bien informados” periodistas. Hay que advertir que, en los últimos años, Uribe y sus sabuesos encontraron un gran culpable de todo asesinato, secuestro, bombazo o tráfico de estupefacientes: los terroristas de las FARC. Prácticamente la delincuencia común y especializada, en Colombia (que siempre ha sido audaz y creativa) desapareció de los expedientes policiales y de la crónica roja para dar paso a la gran culpable: “las FARC” Y uno de los problemas de la extrema derecha política y militar es que ellos mismos terminan creyéndose las mentiras que lanzan.


Es oportuna, en consecuencia, la pregunta: ¿a quién o a quiénes beneficia el bombazo del jueves 10? Para alguien que tenga dos dedos de frente, un poco de dignidad y otro tanto de sentido común, ese bombazo no beneficia a las FARC. Al contrario, el ambiente de distensión promovido por Santos y su equipo de gobierno, más una declaración del Secretariado de la guerrilla, pidiendo una conversación con el nuevo Presidente y la respuesta de este, en el sentido de que no cierra ninguna puerta ni ventana a conversaciones de paz; pues sería de necios y de imbéciles (y los guerrilleros no lo son) pretender cortar ese camino con un bombazo insensato.

Entonces, ¿quiénes están tras este bombazo? Sin ser ni adivinos ni expertos en temas de investigación, ese bombazo es, claramente, una advertencia de la extrema derecha uribista; de esa extrema derecha que ha gobernado a sus anchas, 8 años; que prometió y no pudo “liquidar militarmente” a los terroristas; en dos años; y que promovió, en cambio, un militarismo más que perverso, atroz, con aquello de los “falsos positivos”, las fosas comunes del Meta con más de dos mil restos humanos y el crecimiento del enorme negocio del narcotráfico.


Hay algo más. En el mundo del fascismo, sus actuaciones están fríamente calculadas. Su estrategia se orienta a desatar situaciones de terror en la población y a encontrar “rápidamente” culpables que, ¡oh coincidencia! siempre son sus enemigos o sus adversarios. En el caso de Colombia, “los terroristas de las FARC” La historia mundial está plagada de casos semejantes que sería largo enumerarlos. Para muestra, solo un par de botones:

Los y las ecuatorianas –que ya hemos pasado nuestros primeros 50 – 60 años- recordamos que, en 1963, comenzaron a estallar bombas terroristas en el entorno de la casa del cardenal primado de la iglesia católica, de algunos templos emblemáticos

como la catedral. Los servicios de “inteligencia militar y policial”, los políticos falangistas, diarios sipianos, sin más, comenzaron a “sospechar y acusar” a los comunistas de esos tiempos como los autores de esos atentados contra la Santa Madre Iglesia Católica, contra Dios. Y, desde luego, semejantes sospechas en un país de tradición cristiana, como Ecuador, rápidamente deterioraron el Gobierno “izquierdista” de Carlos Julio Arosemena, a quien, la CIA y los militares golpistas de esos años querían derrocar por haber viajado a la URSS sin el consentimiento de ellos; y por haberse negado a romper relaciones con Cuba. A la final, Carlos Julio fue derrocado por los jefes militares, acusado de “borracho, haberse meado en una comida que daba a un contralmirante gringo” (lo cual resultó ser una mentira descomunal) Fue reemplazado por una Junta Militar de Gobierno que la presidió el contralmirante Ramón Castro Jijón, un “bohemio” más escandaloso que el propio Carlos Julio.


Otro caso, esta vez en Bogotá, Colombia. El 19 de octubre/2006 un uniformado entró sin problemas en un complejo militar del norte de la capital, estacionó su camioneta Ford Explorer cerca de la Universidad Militar y desapareció. Minutos después estalló un artefacto sin causar víctimas mortales y si daños materiales en el entorno. Dos horas después, se presentó el Presidente Uribe, “con santa indignación” condenó el atentado y las atribuyó sin más a los “terroristas de las FARC” Ese mismo momento, el para presidente colombiano “renunció” a ningún acuerdo humanitario al que había tenido que comprometerse, presionado por gobiernos amigos y por políticos progresistas de su país. Total, con el pasar de los días, se comprobó que si las FARC hubiesen sido las autoras del bombazo, habrían tenido muchas dificultades para llegar al corazón del bunker militar y habrían hecho explotar el vehículo, pero para causar daños mayores.

Podríamos seguir citando casos como el del famoso Golfo de Tonkin, que le sirvió a EE.UU. le declare la guerra contra Vietnam del Norte ya que estaba metido hasta los huesos en Vietnam del Sur. O el famosísimo caso del 11 de septiembre/2001 (11-S) que derribó tres torres del Centro Mundial de Comercio, en la mismísima New York. Hasta ahora los servicios de inteligencia norteamericanos no han aclarado preocupaciones de Ralph Shoeman, que públicamente declaró que ese acto de terrorismo había sido “un trabajo interno” Y el desafío que lanzaron 50 físicos norteamericanos quienes, públicamente, pidieron que el Gobierno BUSH explique, como fue posible que por lo menos las dos torres que fueron impactadas por aviones civiles secuestrados, se desplomaron (se hundieron junto a la tercera torre) cuando debían solamente derrumbarse hacia un costado, las partes que estuvieron encima del sitio de los impactos. Sin embargo, ese acto bestial de terrorismo sirvió de pretexto para que Bush y Cia invadieran Afganistán (hasta ahora la ocupan) en busca del malvado Bin Laden y su grupo terrorista Al Qaeda (que desaparecieron como por encanto).


Por lo tanto, sin ser ni expertos antiterroristas ni politicólos, el flamante Presidente Santos, si persiste en su nueva política de pacificación y acercamiento, ya sabe en qué sector debe investigar.



(*) Alberto Maldonado S. es periodista ecuatoriano.




Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



http://www.rebelion.org/noticia.php?id=111466&titular=el-terrorismo-tiene-una-lógica-

viernes, 13 de agosto de 2010

ELOGIO DE LA DIFICULTAD

Estanislao Zuleta


La pobreza y la impotencia de la imaginación nunca se manifiesta de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.

Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el modelo de nuestros anhelos en la vida práctica.

Aquí mismo en los proyectos de la existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas, introducimos también el ideal tonto de la seguridad garantizada; de las reconciliaciones totales; de las soluciones definitivas.

Puede decirse que nuestro problema no consiste solamente ni principalmente en que no seamos capaces de conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos: que nuestra desgracia no está tanto en la frustración de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal.

En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor, y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida.

En lugar de desear una filosofía llena de incógnitas y preguntas abiertas, queremos poseer una doctrina global, capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente sí han existido.

Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él.

Desconfiemos de las mañanas radiantes en las que se inicia un reino milenario. Son muy conocidos en la historia, desde la Antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –por la desgracia– de alguna revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos enseña cuán próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror. La idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán su conquista. Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al ideal, entran inevitablemente en una concepción paranoide de la verdad; en un sistema de pensamiento tal, que los que se atreverían a objetar algo quedan inmediatamente sometidos a la interpretación totalitaria: sus argumentos, no son argumentos, sino solamente síntomas de una naturaleza dañada o bien máscaras de malignos propósitos.

En lugar de discutir un razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro –y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo–, o se procede a un juicio de intenciones. Y este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo, está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo. Así como hay, según Kant, un verdadero abismo de la acción, que consiste en la exigencia de una entrega total a la “causa” absoluta y concibe toda duda y toda crítica como traición o como agresión.

Ahora sabemos, por una amarga experiencia, que este abismo de la acción, con sus guerras santas y sus orgías de fraternidad no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado o de civilizaciones atrasadas en el desarrollo científico y técnico; que puede funcionar muy bien y desplegar todos sus efectos sin abolir una gran capacidad de inventiva y una eficacia macabra. Sabemos que ningún origen filosóficamente elevado o supuestamente divino, inmuniza a una doctrina contra el riesgo de caer en la interpretación propia de la lógica paranoide que afirma un discurso particular –todos lo son– como la designación misma de la realidad y los otros como ceguera o mentira.

El atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por la participación, separan un interior bueno –el grupo– y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda la angustia, se distribuye mágicamente la ambivalencia en un amor por lo propio y un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad. Y cuando digo aquí facilidad, no ignoro ni olvido que precisamente este tipo de formaciones colectivas, se caracterizan por una inaudita capacidad de entrega y sacrificios; que sus miembros aceptan y desean el heroísmo, cuando no aspiran a la palma del martirio. Facilidad, sin embargo, porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el amor y el respeto.

Un síntoma inequívoco de la dominación de las ideologías proféticas y de los grupos que las generan o que someten a su lógica doctrinas que les fueron extrañas en su origen, es el descrédito en que cae el concepto de respeto.

No se quiere saber nada del respeto, ni de la reciprocidad, ni de la vigencia de normas universales. Estos valores aparecen más bien como males menores propios de un resignado escepticismo, como signos de que se ha abdicado a las más caras esperanzas. Porque el respeto y las normas sólo adquieren vigencia allí donde el amor, el entusiasmo, la entrega total a la gran misión, ya no pueden aspirar a determinar las relaciones humanas. Y como el respeto es siempre el respeto a la diferencia, sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia pueda disolverse en una comunidad exaltada, transparente y espontánea, o en una fusión amorosa. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él una critica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su falsedad, sin que se requiera ninguna otra. Nuestro saber es el mapa de la realidad y toda línea que se separe de él sólo puede ser imaginaria o algo peor: voluntariamente torcida por inconfesables intereses. Desde la concepción apocalíptica de la historia las normas y las leyes de cualquier tipo, son vistas como algo demasiado abstracto y mezquino frente a la gran tarea de realizar el ideal y de encarnar la promesa; y por lo tanto sólo se reclaman y se valoran cuando ya no se cree en la misión incondicionada.

Pero lo que ocurre cuando sobreviene la gran desidealización no es generalmente que se aprenda a valorar positivamente lo que tan alegremente se había desechado, estimado sólo negativamente; lo que se produce entonces, casi siempre, es una verdadera ola de pesimismo, escepticismo y realismo cínico. Se olvida entonces que la crítica a una sociedad injusta, basada en la explotación y en la dominación de clase, era fundamentalmente correcta y que el combate por una organización social racional e igualitaria sigue siendo necesario y urgente. A la desidealización sucede el arribismo individualista que además piensa que ha superado toda moral por el sólo hecho de que ha abandonado toda esperanza de una vida cualitativamente superior.

Lo más difícil, lo más importante. Lo más necesario, lo que a todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento, como aquello sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos cantaría el eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre la cosa misma, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades.

Hay que observar con cuánta desgraciada frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida personal y colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré una no reciprocidad lógica: Es decir, el empleo de un método explicativo completamente diferente cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasaos y los errores propios y los del otro cuando es adversario o cuando disputamos con él. En el caso del otro aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado es una manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. Él es así; yo me vi obligado. Él cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar este resultado. El discurso del otro no es más que de su neurosis, de sus intereses egoístas; el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Preferiríamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y la adversaria por los resultados.

Y cuando de este modo nos empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica que es siempre una doble falsificación, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos, puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo.

La difícil tarea de aplicar un mismo método explicativo y crítico a nuestra posición y a la opuesta no significa desde luego que consideremos equivalentes las doctrinas, las metas y los intereses de las personas, los partidos, las clases y las naciones en conflicto. Significa por el contrario que tenemos suficiente confianza en la superioridad de la causa que defendemos, como para estar seguros de que no necesita, ni le conviene esa doble falsificación con la cual, en verdad, podría defenderse cualquier cosa.

En el carnaval de miseria y derroche propios del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz de Goethe y Marx que nos convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.

Dostoievski nos enseño a mirar hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana: van sólo en el sentido de buscar el poder, ya que si no se puede lograr una amistad respetuosa en una empresa común se produce lo que Bahro llama intereses compensatorios: la búsqueda de amos, el deseo de ser vasallos, el anhelo de encontrar a alguien que nos libere de una vez por todas del cuidado de que nuestra vida tenga un sentido. Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón.

Pero en medio del pesimismo de nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el psicoanálisis, la antropología, el marxismo, el arte y la literatura. En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.

Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto:

"También esta noche, tierra, permaneciste firme.
Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.
Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia".