jueves, 16 de diciembre de 2010

¡Cambiemos el sistema Capitalista, no el clima!

Hasta el 10 de diciembre, Cancún será la sede de la conferencia climática (COP siglas en inglés) auspiciada por las Naciones Unidas. Todos los indicios apuntan a que esta conferencia seguirá la misma línea que la edición anterior, celebrada en Copenhague en Diciembre del 2009.

Será un nuevo paso en la política neoliberal de los grandes imperios que tratan de negar y desestimar la fuerte influencia e impacto negativo que el capitalismo ha ejercido, ejerce y ejercerá en el cambio climático, aprovecharán la situación y la utilizarán como pretexto para privatizar la atmósfera, los bosques y otros recursos naturales, mientras que, al mismo tiempo mostrarán los resultados del pobre manejo y la políticas fallidas que han llevado al planeta a la situación en la que actualmente se encuentra. 

Sin la capacidad de revertir esta desastrosa situación por medio de productividad incentiva y/o la acumulación de dividendos o ganancias (y, consecuentemente, con combustibles fósiles), los amos y dueños del gran capital quieren imponer sus aparentemente positivos e inofensivos avances tecnológicos: energía nuclear, agro combustibles y el llamado “Estados Unidos, China, India, Brasil, Sudáfrica y en la Unión Europea negociaron secretamente un acuerdo paralelo que trataron, sin lograr su objetivo de imponer a la Asamblea General de la Conferencia de las Naciones Unidas. Este documento es evidente y completamente insuficiente a nivel ecológico: implica en un breve lapso, un aumento de mas de cuatro grados en la temperatura global, sinónimo de catástrofes extremadamente serios y graves. 

En el nivel social implica la eliminación del principio de “responsabilidad común y equitativa pero diferenciada” de los países capitalistas avanzados y aquellos “en desarrollo”. Los representantes de diversos países ubicados en el hemisferio sur denunciaron la ilegalidad, irresponsabilidad, el cinismo y la injusticia del acuerdo establecido entre los principales países responsables de la contaminación global. 

Es más a pesar de las numerosas protestas, este acuerdo fue adoptado de facto como logo representativo de la política climática de las Naciones Unidad y su secretario particular. 

¡Esto es inaceptable! En abril de 2010, como respuesta al llamado emitido por el Presidente Boliviano Evo Morales, más de 30 000 representantes de diversos movimientos sociales, uniones sindicalizadas, pueblos indígenas y algunos representantes gubernamentales, se reunieron en Cochabamba, Bolivia para redactar y elaborar “La declaración popular del cambio climático y los derechos de la Madre Tierra”. 

Esta declaración establece claramente que el capitalismo es el principal responsable del calentamiento global y que las naciones ubicadas en el hemisferio norte tienen que reducir drástica y radicalmente sus emisiones de gases invernadero con el fin de desestabilizar y aminorar efectiva y exitosamente el aumento de la temperatura global. 

El proceso de Cochabamba ha producido un movimiento popular por la Madre Tierra que junta, organiza y canaliza cientos de organizaciones que están comprometidas con la transición a una sociedad post capitalista basada en el control democrático popular. Creemos que dicha sociedad tiene que ser tanto ecosocialista como ecofeminista, cuyo principal ingreso de combustible sea extraído u obtenido directamente del sol no de combustibles fósiles por lo tanto, apoyamos la compaña para dejar los combustibles, en su lugar de origen (el suelo) y reconocemos con entusiasmo la iniciativa Ecuadorian Yasuni para no explotar pozos petroleros y minas ricas en gases debajo de ese territorio indígena rico en minerales naturales. 

Sin entrar en detalles específicos concernientes a cada aspecto de la Declaración de Cochabamba, la Cadena Internacional Ecosocialista apoya a todos aquellos que demandan que esta misma declaración, y no el auto conveniente e injusto “Pacto de Copenhague”, sirva como base de negociaciones en Cancún. Cochabamba ha hecho posible que la voz de millares de indígenas, mujeres, trabajadores y gente pobre en general haya sido escuchada. En una palabra: la voz de las víctimas. Es esta voz y no la de las trasnacionales la que debería ser esencial para las negociaciones referentes al impacto climático. 

El verano del 2010 ha sido señalado por especialistas como el inicio de una gran cadena de catástrofes que mostrarán solamente un vistazo de lo que el cambio climático tiene reservado para la humanidad: múltiples incendios masivos en Rusia, innumerables lluvias e inundaciones en China, México y Pakistán. El caso de Pakistán es dramático y revelador. Las inundaciones causarán más de 20 millones de víctimas aproximadamente e inmensos daños materiales. Si Pakistán continúa valorando y respetando los parámetros económicos y monetarios del Banco Mundial y del Fondo monetario internacional, estaría en riesgo de ir a la absoluta miseria. Con el fin de evadir esto, sería necesario abolir la deuda externa y demandar reparaciones, remesad y remuneraciones de las naciones ubicadas en el Hemisferio Norte. Esto requiere un rompimiento con el modelo de desarrollo capitalista y el implemento de medidas tales como una reforma agraria democrática, una producción que dependa de la demanda social y popular y un manejo alternativo y mejorado del agua y de los recursos naturales y energéticos para que estén al servicio de la población. 

El cambio climático muestra que el capitalismo ha llegado al final del camino. Por su productividad y su rapacidad por las ganancias, este modo de producción está destruyendo las dos únicas fuentes de bienestar real: la tierra y el trabajador. Con el fin de enfrentar este barbarismo que se avecina, una sociedad alternativa - una elección radical de civilización es requerida: Ecosocialismo.
 
La optimización de los dividendos privados sin tomar en consideración sus límites naturales tiene que ser reemplazada por la optimización del ser humano colectivo, el buen – vivir, respetando a la Madre Tierra. 

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Cuba: dos opciones falsas y una rechazada

Domingo, 12 de Diciembre de 2010 07:16 La Jornada

La estatización de la economía no es sinónimo de socialismo. Éste requiere la participación valiente, ardorosa, consciente, de los trabajadores, y una modificación profunda en las relaciones en la sociedad y en el poder entre los que mandan y los que obedecen, de modo de ir debilitando el viejo Estado y reforzando y creando uno nuevo, democrático. La alternativa a la estatización no es tampoco la economía de mercado, ni siquiera el mercado controlado por el Estado sobre todo cuando éste no tiene la capacidad técnica de crear polos económicos de punta y de control sobre los demás sectores.

Había otra opción, o sea sincerar hace decenios la situación económica, exponer los problemas reales ante todos, buscar que todos los trabajadores y la población en general estuviera informada, fuera protagonista. Esa opción fue descartada y la prensa y los medios de información cubanos ocultaron sistemáticamente los problemas y la magnitud de los mismos durante años. La creencia de que la Unión Soviética y los países de Europa oriental eran socialistas y, además, durarían eternamente, no sólo llevó a imitar métodos desastrosos sino también a mantener a Cuba en una situación de exportadora de azúcar, níquel y trabajadores, dependiente del CAME o Comecon, retardando eternamente la adopción de medidas de fondo para evitar los errores iniciales, como la estatización de todas las empresas minúsculas y los servicios y el ocultamiento de la desocupación inflando las plantillas, para que todos tuviesen cómo ganarse la vida. La vía de la participación, de la democracia social, de la autogestión social generalizada, jamás se practicó, un poco por la imposición de centralismo, para defenderse de la guerra que libra contra Cuba el imperialismo, otro poco por errores políticos evitables.

La dirección cubana, nacida de una revolución democrática y antimperialista, no claudicó ante el imperialismo y con valentía defendió la independencia de la isla y por eso tiene consenso mayoritario, pero la descomposición de la economía bajo el impacto de los huracanes y de la crisis mundial desarrolló en el seno de la alta burocracia y en las capas privilegiadas de la sociedad tendencias al acomodamiento con el capitalismo mundial y al desarrollo del mercado. El sector del gobierno que quiere hoy iniciar un camino chino (apertura al mercado controlado por el Estado y un partido fuerte) libra un combate contra esa tendencia claudicante, que tiene detrás de sí todo el peso del capitalismo y del mercado mundial y que se apoya en la desilusión de vastas capas de la población cubana.

La batalla no está ganada de antemano porque en Cuba, a diferencia de China, hay muy pocos campesinos, la población es más vieja, no existen capitales cubanos en el exterior que, por nacionalismo, inviertan en la isla, no hay, tradicionalmente, una cultura de la innovación y del trabajo como en el país asiático y la productividad es baja no sólo porque los salarios son simbólicos sino también porque muchas fábricas tienen una tecnología obsoleta de origen soviético, costosa en energía y en reparaciones.

Las decisiones adoptadas a espaldas de los trabajadores, las reglas y normas que todo el mundo sabe que son diariamente violadas porque no hay otro modo de subsistir, las desigualdades planteadas por el sistema de dos monedas y por los privilegios relativos de sectores de la burocracia, desgraciadamente redujeron la capacidad de reacción y de intervención de los trabajadores, los desgastaron y desmoralizaron. El resultado es que el mismo gobierno tiene que advertir que se podrá hablar sin temor a represalias al convocar a una discusión amplia de las decisiones (por otra parte ya adoptadas y que figuran en la Gaceta Oficial desde octubre).

Sabiendo que no tiene mucho sentido discutir lo ya resuelto y temiendo abrir la boca, en las asambleas de discusión reina el silencio, se vota por unanimidad, y poquísimos intervienen. ¿Hay realmente unanimidad ante las drásticas medidas o el gobierno enfrenta una mezcla de resignación, impotencia y protesta mal digerida? El sector chino podrá imponerse pero al acecho están los burócratas precapitalistas o candidatos a ser capitalistas, como los de la ex Unión Soviética, porque no hay un control y una presión de masas que hagan posible la dirección de los primeros y que impidan a la vez el desarrollo y el sabotaje de los que reciben aliento del mercado para afirmar sus privilegios.

Por supuesto, cuando el barco hace agua no es el momento adecuado para discutir por qué se está en esa situación y de quién es la responsabilidad principal sino que hay que dedicarse a hacer posible y poco costosa en términos políticos incluso la menos peor de las opciones para salir del trance, la militar-tecnocrática china. Hay que evitar el agravamiento de la crisis económica cubana y su transformación en crisis política porque si bien hoy no hay una participación masiva y decidida en la propuesta de soluciones ni confianza en proponerla, en la lucha en las cumbres del aparato estatal y partidario entre las dos tendencias mencionadas, la nacionalista antimperialista tenderá posiblemente mañana a apoyarse en algún momento en los trabajadores. Lo grave, hasta ahora, es que las nuevas medidas que están siendo aplicadas golpean sobre todo a los sectores más pobres y débiles, que son la base de apoyo de la Revolución. Una política de gran austeridad, que empiece por reducir salarios y privilegios de sectores burocráticos, civiles y militares, en las instituciones y las empresas, podría demostrar a la población que las medidas adoptadas, en general, son una imposición de la crisis y que el gobierno hará de modo de que ésta no afecte sólo a los pobres. Si hay un cambio en la política de las informaciones, podría reconstruirse en parte la credibilidad de las afirmaciones oficiales.


Por Guillermo Almeyra



¿Nos ponemos a discutir la pobreza?


Sábado, 11 de Diciembre de 2010 08:35 La Jornada

Durante los 15 o 20 años en que el Consenso de Washington dominó el discurso del sistema-mundo (circa 1975-1995), la pobreza fue una palabra tabú, aun cuando se incrementaba a saltos y zancadas. Se nos dijo que lo único que importaba era el crecimiento económico, y que el único camino al crecimiento económico era dejar que el "mercado" prevaleciera sin interferencia "estatista" alguna –excepto, por supuesto, aquella del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Tesoro estadunidense.


La señora Thatcher de Gran Bretaña nos legó su famosa consigna TINA "There Is No Alternative" [no hay alternativa], con la que quería decirnos que no había alternativa para ningún Estado que no fuera Estados Unidos y, supongo, el Reino Unido. Los países del sur, sumidos en tinieblas, únicamente tenían que abandonar sus ingenuas pretensiones de controlar su propio destino. Si lo hacían, entonces podrían algún día (pero quién podría decir cuándo) ser recompensados con crecimiento. Si no lo hacían, estarían condenados a –¿me atrevo a decirlo?– la pobreza.

Hace mucho que terminaron los días de gloria del Consenso de Washington. Las cosas no mejoraron para la mayoría de la gente del Sur global –muy por el contrario– y la rebelión estaba en el aire. Los neozapatistas se levantaron en Chiapas en 1994. Los movimientos sociales le pusieron un alto a la reunión de la Organización Mundial de Comercio en Seattle, en 1999 (de la cual nunca se ha recuperado). Y el Foro Social Mundial comenzó su vida expansiva en Porto Alegre en 2001.

Cuando la así llamada crisis financiera asiática estalló en 1997, ocasionando vastos daños económicos en el este y el sudeste asiático, que se expandieron a Rusia, Brasil y Argentina, el FMI se sacó del bolsillo una serie de trilladas demandas para estos países, si querían alguna ayuda. Malasia tuvo el valor de decir no gracias, y Malasia fue la más pronta en recuperarse. Argentina fue aún más audaz y ofreció pagar sus deudas a más o menos 30 centavos por dólar (o nada).

Indonesia, sin embargo, se volvió a enganchar y pronto lo que parecía una muy estable y duradera dictadura de Suharto llegó a su fin debido a un levantamiento popular. En el momento, nadie excepto Henry Kissinger, ni más ni menos, le rugió al FMI, diciendo, en efecto ¿qué tan estúpido se puede ser? Era más importante para el capitalismo mundial y Estados Unidos mantener a un dictador amistoso en el poder en Indonesia que hacer que un país siguiera las reglas del Consenso de Washington. En un famoso editorial abierto, Kissinger dijo que el FMI actuaba "como un doctor especialista en sarampión que intenta curar todas las enfermedades con un solo remedio".

Primero el Banco Mundial y luego el FMI aprendieron su lección. Forzar a los gobiernos a aceptar como política sus fórmulas neoliberales (y como precio por la asistencia financiera cuando sus presupuestos estatales están en desbalance) puede tener nefastas consecuencias políticas. Resulta que después de todo hay alternativas: el pueblo puede rebelarse.

Cuando la siguiente burbuja reventó y el mundo entró en lo que hoy se refiere como la crisis financiera de 2007 o 2008, el FMI se sintonizó más con las desagradables masas que no conocen su sitio. Y alabado sea, el FMI descubrió "la pobreza". No sólo descubrieron la pobreza, sino que decidieron proporcionar programas para "reducir" el monto de pobreza en el Sur global. Vale la pena entender su lógica.

El FMI publica una elegante revista trimestral llamada Finance & Development. No está escrita para economistas profesionales sino para el público más amplio de diseñadores de políticas, periodistas y empresarios. El número de septiembre de 2010 incluye un artículo de Rodney Ramcharan cuyo título lo dice todo: "La desigualdad es insostenible".

Rodney Ramcharan es un "economista de alto rango" en el departamento africano del FMI. Nos dice –la nueva línea del FMI– que "las políticas económicas que simplemente se enfocan en las tasas de crecimiento promedio pueden ser peligrosamente ingenuas." En el Sur global una alta desigualdad puede "limitar las inversiones en capital humano y físico que impulsen crecimiento, incrementando los llamados en favor de una retribución posiblemente ineficiente". Pero lo peor es que una gran desigualdad "le da a los ricos mayor voz que a la mayoría, menos homogénea". Esto a su vez "puede sesgar aún más la distribución del ingreso y osificar el sistema político, lo que conduce en el largo plazo a consecuencias políticas y económicas todavía más graves".

Parece que el FMI finalmente escuchó a Kissinger. Tienen que preocuparse tanto por las masas sin lavar en los países de gran desigualdad, como por sus elites, que también retrasan "el progreso" porque quieren mantener su control sobre la mano de obra no calificada.

¿Se ha vuelto el FMI repentinamente la voz de la izquierda mundial? No seamos tontos. Lo que quiere el FMI, al igual que los capitalistas más sofisticados del mundo, es un sistema más estable donde sus intereses de mercado prevalezcan. Esto requiere torcerle el brazo a las elites del Sur global (y aun del Norte global) para que renuncien a unas pocas de sus mal habidas ganancias en aras de programas de "pobreza" que apaciguarán lo suficiente a los pobres, siempre en expansión, y calmarán sus pensamientos de rebelión.

Puede ser demasiado tarde para que esta nueva estrategia funcione. Las caóticas fluctuaciones son muy grandes. Y la "insostenible desigualdad" crece diario. Pero el FMI y aquéllos cuyos intereses representa no van a dejar de intentarlo.

Por Immanuel Wallerstein
Traducción: Ramón Vera Herrera

Fuente: http://www.desdeabajo.info/index.php/actualidad/internacional/8325-inos-ponemos-a-discutir-la-pobreza.html

El Parlamento venezolano aprobó la ley de Poder Popular

Viernes, 10 de Diciembre de 2010 18:33 La Jornada
La iniciativa, que crea formas de gobierno comunitarias, es una pieza fundamental para el "socialismo del siglo XXI" que impulsa el presidente Hugo Chávez. El texto privilegia el modelo de democracia "participativa, protagónica y corresponsable", y establece "la constitución de formas de autogobierno comunitarias y comunales, para el ejercicio directo del poder".

Esas instancias, como la "comuna" y el "consejo comunal", podrán asumir funciones de administración bajo una economía de "propiedad social comunal" y "desarrollo endógeno", según la normativa.
El proyecto de ley establece que "la comuna es una entidad local socialista, constituida por iniciativa soberana del pueblo organizado, donde y a partir de la cual se edifica la sociedad socialista". Cada comuna recibirá recursos del Estado, contará con un Parlamento Comunal y una Carta que garantizará "la primacía del interés colectivo sobre el interés particular".

La organización comunal es una larga ambición de Chávez, que en 2007 la incluyó dentro de una propuesta de reforma constitucional que fue rechazada en referendo. "El pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce a través del poder popular (...) que se expresa en comunidades, comunas y autogobierno de las ciudades", definió por entonces Chávez.

En tanto, la ley del Sistema Económico Comunal, que secunda a la ley de Poder Popular, busca establecer un sistema basado en la "propiedad social". Las empresas comunales, que se crearán al amparo de estas leyes, coexistirán junto al "modelo capitalista", señala el diputado oficialista Afredo Murga, de la comisión de Participación Ciudadana, "hasta que la madurez de la sociedad vaya extinguiendo esas formas capitalistas". "El esquema de producción capitalista no se eliminará de un plumazo", afirmó. "Queremos refundar la República sobre las bases de una sociedad socialista", remató Murga.

La ley fue aprobada a menos de un mes de la entrada en funciones de la nueva Asamblea Nacional, el Parlamento, en la que por primera vez en cinco años el oficialismo no tendrá la mayoría calificada de la que disfrutó durante este período ya que en 2005 la oposición se retiró de los comicios. A partir de enero, la oposición tendrá 67 de los 165 escaños.

Fuente: http://www.desdeabajo.info/index.php/actualidad/internacional/8321-el-parlamento-venezolano-aprobo-la-ley-de-poder-popular.html

La situación de la mujer campesina en el sur de Bolívar


Lucy Córdoba y Sammy Andrea Sánchez / Martes 14 de diciembre de 2010

La situación del campesinado en Colombia es cada vez más precaria debido a un sistema económico y político que profundiza las relaciones de desigualdad entre hombres y mujeres. En el contexto rural es necesario ahondar el tema de la mujer de una manera particular, pues son espacios diferentes en relación a lo urbano, ya que está entrelazado con todo un tejido social, cultural, político, económico que afecta de manera más significativa la vida de mujeres y hombres, pues estas regiones han sido históricamente escenarios del conflicto socio-político, económico y armado que afecta nuestro país, de igual manera ha constituido una afección grave en el desarrollo personal de las mujeres, pues a diferencia de las mujeres de las zonas urbanas, la mujer campesina ha sentido más de cerca el rigor del patriarcalismo y la violencia generada por su pareja o los diferentes grupos armados que controlan las regiones, esto entendido en el marco de un análisis de la pobreza estructural y desigualdad que viven las personas de la sociedad rural.
La violación de derechos humanos a las mujeres se constituye por el no reconocimiento de la diversidad y la negación de diferentes tendencias que surgen a partir de la riqueza misma del ser humano por experimentar y conocer su realidad, su rol en la sociedad y no seguir las normas tradicionales impuestas culturalmente sino ir más allá de lo conocido y liberarse de lo cotidiano. Así mismo la falta de oportunidades de las mujeres para participar en la vida política, la negación de la autonomía sobre su cuerpo, el poco acceso a la educación, la vida laboral y la violencia de género han sido una constante en la vida de las mujeres de los sectores urbanos y las zonas rurales de la geografía nacional.
La ACVC ha mostrado gran preocupación sobre este tema debido a la invisibilización de la situación de las mujeres y la escasa participación en los procesos organizativos y de toma de decisiones en la colectividad del campo. A raíz de ello la Asociación realizó un análisis de la situación de la mujer a partir de la metodología de diagnostico participativo junto con las mujeres campesinas de las veredas Virgencitas, Aguas Lindas y La Unión. Este ejercicio tuvo como ejes centrales la educación, participación, salud, violencia, trabajo y economía. En la vereda de Aguas Lindas un sexto eje, la recreación.
El diagnóstico realizado acerca de la situación de la mujer campesina evidencio en el aspecto de salud, que la mujer tiene un limitado acceso a la salud representado en la ausencia de un puesto de salud y personal de salud calificado para las necesidades básicas sanitarias, sumado a esto las precarias vías de acceso para el desplazamiento al casco urbano para la atención adecuada, crean un mayor riesgo para la vida e integridad física, como consecuencia algunas mujeres manifestaron la no realización de exámenes indispensables como la citología esta situación aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino, otro factor que afecta la salud de las mujeres son las constantes fumigaciones con glifosato que realiza el ejército en los cultivos de hoja de coca, es uno de los pocos medios que tienen las familias de este sector rural para sobrevivir económicamente.
Esta economía le abre una “posibilidad económica“ en la medida que esta se convierte en una triple jornada que debe desempeñar, al interior de su hogar, en la atención a las huertas y animales y el trabajo desarrollado en los raspaderos de cultivos de hoja de coca, como es el lavar ropa y cocinar para las personas que trabajan allí. Esta triple jornada limita las posibilidades de participación en espacios de decisión como las juntas de acción comunal, asociaciones y comités, en consecuencia allí no se tiene en cuenta la percepción y necesidades de las mujeres, además esta jornada de trabajo que realizan las mujeres, en su gran mayoría no facilita el acceso y participación a espacios educativos, quedando sin terminar sus estudios, además el mal estado vial y la falta de compromiso por parte de los entes gubernamentales debido al mal salario dado a los profesores que realizan sus labores cada ocho o quince días no permite una educación de calidad para las pobladoras.
La Violencia es uno de los aspectos que menos reconocen las mujeres, ya que los patrones culturales legitiman la violencia (sexual, verbal y física) al interior del hogar y en otros espacios comunitarios.
Finalmente para el análisis de la situación sobre género, es necesario profundizar en estas relaciones de poder y sus consecuencias estructurales en la mujer y el hombre, pues ha habido un impacto negativo en la participación política de las mujeres y en el proceso de sus labores cotidianas, ya que no ha existido una participación activa en los espacios políticos, comunitarios y organizativos de ellas como sujetas políticas.
Desde una perspectiva de construcción de paz, debe plantearse una equidad de género donde la labor del Estado es el ser garante de los derechos humanos de todos y todas, en el marco de esa igualdad es necesario hacer visible y llevar a la práctica cotidiana el reconocimiento de la diferencia y la diversidad existente entre los sexos y la satisfacción de necesidades fundamentales particulares.