domingo, 20 de junio de 2010

MOCKUS MÁS ALLÁ DE LOS MITOS: MÁS GUERRA Y PRIVATIZACIONES

Milton Caballero
Radio Café Stereo


Es tal la magnitud de la crisis que vive Colombia que muchos se han sumado a la campaña verde cerrando los ojos porque creen que se debe hacer valer el voto útil, elegir al menos malo o al que consideran que, por lo menos, es ético.

La honestidad es una norma de conducta fundamental. En este punto hay acuerdo general. Pero ella no basta. Todos los candidatos deben demostrar su probidad. Es el punto de partida de cualquier campaña electoral decente.

La corrupción ha crecido tanto en el Gobierno de Álvaro Uribe que la rectitud parece ser ahora la única tabla de medición de los aspirantes a la Presidencia. Sin embargo, además de ella deberían tenerse en cuenta otras aptitudes determinantes.

Entre otras cosas, porque en nombre de la transparencia también se puede actuar en contravía de los intereses colectivos. Por ejemplo, entregar bienes públicos en detrimento del erario bajo la controvertida figura de la “capitalización”, como hizo Antanas Mockus con una parte de la Empresa de Energía de Bogotá, no es consecuente.

Y precipitarse detrás de una opción sin importar lo que su líder plantea de fondo, más allá de la forma, es una decisión que puede resultar costosa. No se trata de que el candidato o su partido se identifiquen en todos los puntos con el pensamiento de cada elector. Pero sí en los asuntos medulares, irrenunciables.

Los seguidores de Mockus proceden de dos ámbitos: 1.-) uribistas que saben que el ex alcalde de Bogotá no representa ningún riesgo para la continuidad de la “seguridad democrática”, y, 2.) no uribistas, que lo ven como la única opción viable frente al poderío del Gobierno.

Los primeros perciben a Mockus como una alternativa ante el cansancio que les causa un mandato corrupto al que, sin embargo, han acompañado durante ocho años perdonándole todo: la parapolítica, la yidispolítica, los “falsos positivos”, las chuzadas del DAS, el Agro Ingreso Seguro, los privilegios para los hijos del Presidente y tantos escándalos más.

A este primer grupo Mockus le brinda confianza, pues es conocido que el candidato verde dará continuidad a la estrategia de confrontación prolongada que desarrolla Uribe y, además, es sabido que Mockus, por su carácter neoliberal, seguirá la senda de las privatizaciones y el fortalecimiento de la “confianza inversionista”.

Lo anterior explica la enorme simpatía que en periodistas del establecimiento, uribistas de primera línea, ha despertado Mockus y el inusitado impulso que varios de los grandes medios de comunicación están dándole a su campaña, apoyo que incide de forma determinante en su crecimiento en las encuestas.

Los del segundo grupo, los no uribistas, sienten a Mockus como “la única forma de frenar a Santos y sus falsos positivos”, y desestiman a quienes proponen debates más allá de las formas, como si no quisieran que les aguijonearan la burbuja en la que parecen estar.

Figuran en este sector algunos que en la consulta interna del Polo rechazaron la candidatura de Carlos Gaviria y ahora no dudan en abandonar el barco al ver al escogido, Gustavo Petro, sin opciones.

Los interrogantes
Así, es importante auscultar los planeamientos de Mockus en relación con algunos de los asuntos medulares de la realidad colombiana, pues está rodeado de muchos mitos que pintan al candidato como un paradigma de cambio social que parece no ser real.

Algunos de los interrogantes que sobre él surgen son:
* ¿Gastará, como Uribe en 2009, $19,2 billones anuales del Presupuesto Nacional en la “seguridad democrática” que ha prometido continuar?
* ¿Privatizará el 15% de Ecopetrol, la principal empresa del Estado, como propuso Sergio Fajardo?
* ¿Vender las entidades públicas más productivas es una herramienta válida para financiar la educación y otros ámbitos sociales?
* ¿Continúa siendo partidario del cobro escalonado de matrículas, como cuando fue rector de la Universidad Nacional?
* ¿Sigue creyendo que los decretos de Uribe sobre salud “son legítimos” y que la crisis del sector se resuelve con más impuestos?
* ¿Los gravámenes a todos los estratos son la vía para afrontar los problemas del país?
* ¿Dónde están las grandes estrategias de defensa del medio ambiente que se supone son el fuerte de un partido Verde?
* ¿Su respaldo a la reforma laboral de 2003, que atenta contra derechos de los trabajadores, sigue en pie?
* ¿Por qué se fue a la sombra de Opción Centro, el grupo amigo del procesado senador Gil, y no optó por construir partido propio?
* ¿Cree en realidad que “las balas también son un recurso pedagógicas” como dijo hace poco?
* ¿Por qué se atemoriza ante los regaños de Uribe y ruega que lo siga considerando “un firme timonel de la seguridad”?
* ¿A eso se debe su rotundo no al acuerdo humanitario?
1.- Mockus y la guerra: “un timonel firme”
En relación con el conflicto existente en Colombia desde hace 62 años Mockus no se diferencia en lo fundamental de la estrategia de Uribe. Como casi todos los candidatos presidenciales, con sus matices, respalda la estrategia de la “seguridad democrática” y brinda confianza al establecimiento.

Leamos la valoración que de su posición sobre este asunto hizo el presidente Uribe el 20 de junio de 2003, cuando lo condecoraba con la Estrella de la Policía: “…he encontrado en el alcalde Mockus un timonel firme, sin vacilaciones y sin titubeos”. [1]

Uribe caracterizó muy bien a Mockus en cuanto a su pensamiento, así por estos días, cuando desarrolla una campaña sectaria y con abierta participación en política en favor de su preferido, Juan Manuel Santos, el Presidente trate de introducir algunas dudas, más de forma que de fondo sobre el aspirante del Partido Verde.

“El alcalde Mockus ha apoyado a la Fuerza Pública en Bogotá con toda determinación, sin reservas y ha sido una formidable combinación de pedagogía de la convivencia y de ejercicio firme de la autoridad”, dijo Uribe hace apenas diez meses en el mismo acto.

A las críticas que recientemente Uribe le ha formulado, Mockus ha respondido mostrándose extrañado, afirmando de manera sumisa: “Usted es mi presidente, usted es mi presidente” y cambiando el nombre a la “seguridad democrática” de Uribe por el de “legalidad democrática”. ¿Otra cuestión de forma, nada más?

En entrevista con el noticiero CM&, al responder a críticas de Andrés Felipe Arias, Mockus saltó un argumento absurdo, pero sintomático sobre el conflicto colombiano: “¡Las balas también son una herramienta pedagógica!”. [2]

Y en el documento por medio del cual pactó su alianza con Sergio Fajardo, al identificar la violencia como uno de los problemas del país, no incluye ni una palabra de condena a los crímenes de Estado cometidos durante el actual Gobierno. [3]

Todo indica que a los uribistas que acompañan ahora masivamente a Mockus lo expuesto en este punto les es indiferente, y es muy probable también que los no uribistas se hagan los de la vista gorda y no les importe su rechazo al acuerdo humanitario. Es cuestión de táctica, dirán, y agregarán que “los esencialismos son anacrónicos”.

En términos claros y concretos, sin titubeos ni recursos anecdóticos, la pregunta que muchos esperan que Mockus resuelva es qué hará para sacar el país de la guerra, si repetirá el gasto que Uribe hizo de $19,2 billones del Presupuesto Nacional en 2009 para la confrontación. ¿Seguirá esta senda si es elegido?
2.- Mockus y la política: buscando partido
La actitud del aspirante ante la política ha sido idealizada y se le presenta como el adversario de la politiquería tradicional. Para empezar, hay que recordar que en 1998 fue candidato a la Vicepresidencia de Noemí Sanín, la hoy aspirante del Partido Conservador.

Mockus aún añora esa alianza. “Tengo mi ladito muy conservador”, dijo en la entrevista con CM& que hemos citado antes, tras reconocer “lo bueno del Partido Conservador”.

En 2006, este matemático de origen lituano fue candidato presidencial de la Alianza Social Indígena, ASI, y, sin embargo, no escogió su fórmula vicepresidencial entre las etnias originarias colombianas, como era de esperarse.

La seleccionada en aquella ocasión fue María Isabel Patiño, dirigente de Asocolflores, un gremio de grandes exportadores a quienes les cuestionan el trato que dan a los trabajadores vinculados a esa agroindustria.

Su votación en 2006 fue exigua: 146.583 votos, es decir, el 1,23% del total, mientras Carlos Gaviria, el candidato presidencial de la izquierda, logró 2.613.157 votos, el 22% del total, un porcentaje similar al que Mockus alcanza hoy en las encuestas y por el cual es presentado como un fenómeno político.

De acuerdo con la última encuesta, la de la firma Ipsos-Napoleón Franco para RCN y Semana, Mockus tiene el 20% del favoritismo, frente al 30 de Juan Manuel Santos, el candidato directo del establecimiento, y el 12% de Noemí Sanín.

Hace cuatro años Carlos Gaviria, con un perfil decididamente de izquierda, despertaba también un gran entusiasmo, el cual se reflejaría en su altísima votación, por encima de la de Horacio Serpa, el aspirante liberal.

Además, es bueno recordar el contexto de la participación de Gaviria: se trataba de confrontar directamente a Uribe, que buscaba su reelección con todo el poder de su maquinaria.

No es tan cierto entonces que la favorabilidad de un candidato visto como alternativo no tenga precedentes, como afirman los medios masivos de comunicación. Y para ir un poco más atrás en la historia contemporánea, Galán, Jaramillo Ossa, Pardo Leal también despertaron expectativas inusitadas en sus momentos.

Mockus ha hecho su recorrido por no pocos escenarios políticos, pues participó en el movimiento Sí Colombia de Noemí Sanín, fundó Visionarios con Antanas, se arrimó a la ASI y recaló en el Partido Opción Centro

Con Enrique Peñalosa (apoyado por Uribe en las elecciones para la Alcaldía de Bogotá de 2007), y Luis Eduardo Garzón derivó en una agrupación que ya poseía representación en la Cámara y que lo exoneraba de la ardua tarea de recolectar firmas para inscribirse.

Pero Opción Centro tiene sus antecedentes: se trata de un partido en el que algunos de sus líderes tuvieron nexos con Convergencia Ciudadana, colectividad extinguida hoy por efectos de la parapolítica.

Veamos cómo presentó el portal La Silla Vacía, en septiembre de 2009, los contactos de los ‘Tres Tenores’ con los orientadores del partido centrista.

“Peñalosa, Mockus y Garzón no estaban dispuestos a ‘adherirse’ a este partido, y su objetivo era entrar en condiciones de igualdad (a mandar). También querían aclarar exactamente el alcance de la relación de los directivos del Partido Verde Opción Centro con Convergencia Ciudadana”. [4]

Según el mismo portal, el partido tiene origen en los ex militantes del M-19 Héctor Elías Pineda y Carlos Ramón González, lo mismo que en Daniel García, hijo de Néstor García, también del M-19.
“La estrecha relación de González y otros miembros con el ex senador de Santander Luis Alberto Gil, hoy en la cárcel por parapolítica, y el apoyo del partido a listas de Gil en Santander crearon una sombra sobre el partido”, dice La Silla Vacía en su reseña.

De esas sombras nadie se volvió a acordar, y menos ahora, cuando el pequeño partido de centro en el que Mockus y sus amigos se acomodaron hace seis meses se perfila hoy como la segunda fuerza electoral del país. ¿Desaparecieron las sombras al calor de la ola verde?
3.- Mockus y la socioeconomía: ¿más privatizaciones?
Las mayores expectativas, especialmente de los jóvenes, están en el ámbito de las reformas sociales y económicas. El acuerdo Mockus-Fajardo, que podríamos asumir como programa de la fórmula presidencial, no es nada explícito en esta materia.

Su contenido es un cúmulo de generalidades sin estrategias, que cualquier político firmaría sin importar su procedencia partidista o ideológica. Lo que sí es claro es la posición definidamente neoliberal de Mockus, la cual aplicó en sus alcaldías (1995-97 y 2001-03).

Partidario de gravámenes generalizados, sin distingos de clases, así lo deja ver en su compromiso con Fajardo cuando anuncia que se proponen “asegurar el pago de impuestos justos y adecuados”. [5]

Está por verse cuan “justos y adecuados” serán las nuevas cargas que en un gobierno suyo se implementarían, ya que el ex alcalde no es ajeno a aceptar las exigencias que hacen los organismos de la banca internacional.

Y es conocida también su defensa de las privatizaciones de empresas estatales, con todas las secuelas que en materia de dilapidación del capital social acumulado en ellas tienen decisiones de esa naturaleza.

Por eso, la Unión Sindical Obrera, USO, le dirigió una carta en la que lo interroga sobre la propuesta de su compañero de fórmula, Sergio Fajardo, en el sentido de privatizar el 15% de Ecopetrol supuestamente para financiar planes de educación.

“Esta propuesta, además de ser contraria al interés nacional, demuestra la poca creatividad de su campaña, pues continúa con la política de privatización implementada por el gobierno de Uribe, que se inició con la autorización de la venta del 20% de Ecopetrol”, dice la USO en su carta. [6]

Luego de recordar que las transferencias generadas por Ecopetrol al Presupuesto Nacional en 2009 fueron nada menos que $18,66 billones, la USO le pide a la fórmula Mockus-Fajardo que explique “Lo que representaría para la nación la venta de un 15% adicional de Ecopetrol, puesto que en términos de rentabilidad social las utilidades futuras de ese 15% irían al bolsillo de los nuevos dueños y no para el beneficio del pueblo colombiano”. [7]

Mockus parece no desesperarse por las desigualdades sociales. Haciendo uso de una de las numerosas anécdotas con las que suele responder, hace poco recordó que no le importaría pagar sueldos millonarios a altos ejecutivos con tal de que éstos ayuden a generar empleos. [8]

El candidato verde desarrolla su campaña, en todo caso, mostrándose como el defensor de la legalidad, discurso desde el cual se pueden validar toda clase de acciones, hasta los atropellos cometidos por las leyes que aprueba la mayoría vocera de la clase dominante, como la nefasta reforma laboral de 2003 (Ley 789), que Mockus no cuestiona ni se propone modificar.

Tampoco incomodaron a Mockus los decretos de emergencia social expedidos por Uribe, que la Corte Constitucional declaró inexequibles (contrarios a la Carta Política) en la noche del viernes 16 de abril. Los consideró necesarios.

“Tocaba declarar la emergencia y tocaba buscar recursos frescos, tocaba ahorrar recursos… En su conjunto la acción es legítima, es necesaria”, respondió en una entrevista realizada por La W Radio. [9]

Luego de conocida la caída de esas normas, Mockus se solidarizó con el Gobierno y dijo que lo apoyaba en su propósito de llevar los decretos de emergencia tan nocivos para la salud de los colombianos al Congreso con el fin de que su bancada los apruebe prontamente. ¿Será esto corresponder al clamor nacional?

De su opción por los impuestos a toda costa no queda duda. En la entrevista referida lo patentó: “Hay que ir pensando de dónde va a salir esa plata [la de la salud] y esa plata sale necesariamente, en última instancia, de impuestos”. [10]

La posición frente a las desigualdades y las iniquidades es la línea que marca la diferencia entre la derecha, que las ve naturales e inevitables, y la izquierda, que las considera creadas por las clases dominantes y extinguibles por la acción de los movimientos sociales.

A Mockus no parecen desvelarlo esas desigualdades, no las cuestiona en sus raíces, para él simplemente existen y hay que hacer algo para contrarrestarlas.

Y para concluir, qué responde el candidato ante denuncias como la formulada por el investigador social Aurelio Suárez Montoya, para quien “generaciones de estudiantes de la Universidad Nacional pagan altas matrículas o soportan exclusión desde cuando Mockus ingenió el cobro escalonado”. [11]

Sería muy importante que Mockus resolviera interrogantes como los formulados en este artículo, y muchos otros, como la ausencia de propuestas ecológicas en una colectividad que se denomina, precisamente, Partido Verde.

No vaya a ser que el verde se quede solo en una presentación simbólica que atrae a muchas personas aferradas a una esperanza, pero que, sin embargo, no formulan preguntas porque quieren creer en alguien, aunque para ello sólo se atengan a sus sentimientos y no a sus razonamientos.

Notas
[1] Ver el discurso de Álvaro Uribe en: http://www.presidencia.gov.co/prensa_new/discursos/discursos2003/junio/ascenso.htm
[2] Así lo expuso en la entrevista con Yamit Amad, director del noticiero de televisión CM&, el 14 de abril de 2010.
[3] La Unión Hace la Fuerza, pacto de unión entre el Partido Verde y el movimiento Compromiso Ciudadano.
[4] Ver el artículo Los ‘Tres Mosqueteros’ al fin Encontraron Opción en el Centro, en:http://www.lasillavacia.com/historia/4214.
[5] La Unión Hace la Fuerza…
[6] Carta Pública de la Unión Sindical Obrera, USO, del 9 de abril de 2010, firmada por Germán Osman Mantilla e Isnardo Lozano Gómez, presidente y secretario general, respectivamente.
[7] Ibídem.
[8] Entrevista con Yamit Amad…
[9] Entrevista en La W Radio realizada el 11 de febrero de 2010.
[10] Entrevista en La W…
[11] Ver el artículo La Negra Historia de los ‘Verdes’, versión virtual, Bogotá, 6 de abril de 2010.


http://www.ajpl.nu/radio/index.php?option=com_content&view=article&id=756:mockus-mas-alla-de-los-mitos&catid=81:europe&Itemid=458

viernes, 18 de junio de 2010

TODOS PONEN, POCOS GANAN

Propuestas electorales de Santos y Mockus

Juan Alberto Sánchez Marín

Antanas Mockus es una derecha a carta cabal, disimulada de centro y agazapada en lo que se ha dado en llamar “una ideología moderada”, lo que es un desatino más bien desmesurado.

Juan Manuel Santos, por su parte, es una derecha asumida sin tapujos “de los ricos, por los ricos y para los ricos” que, además, se ufana hasta el empalago de continuar la armazón de la extrema derecha de Álvaro Uribe.

En pocas palabras: En Mockus la derecha, con claro tinte de autoritarismo, "escuelismo", neoliberalismo, y unos cuantos ismos más igual de azarosos. En Santos, una derecha aún más a la diestra (por ende, más siniestra), que se debate entre los extremos desgraciados de la infalibilidad de Uribe y José Obdulio, y el culebreo oportunista del propio candidato.

Muy mal deben de andar las cosas en un país en el que lo esperanzador de una propuesta de gobierno es la sencilla promesa de respetar la Constitución y las leyes, algo inherente a una democracia y que es un supuesto que debería ser precepto para cualquier gobierno medianamente honorable.

Y donde lo reseñable de la otra es la falacia de una “unidad nacional” que sofríe en una misma sartén politiqueros, parapolíticos, hamPINnes (del Partido de Integración Nacional), ex presidentes caramboleros de Colombia y de la OEA y, claro está, al inevitable y próximo ex presidente y sus secuaces.

No hay que ser muy astuto para saber que Juan Manuel Santos es un buen vendedor de ilusiones. Apela y explota sin piedad las características malditas de unos ciudadanos (clientes, compradores) condenados a 200 años de vida republicana y de soledad, sí, dos veces los cien del ilustre García Márquez:

Desmemoria, olvido, atraso, ignorancia, ausencia de los servicios básicos y de todos los otros y de todo, son sólo algunos de esos elementos que, con el apoyo ya casi innecesario de la coacción, la amenaza y el chantaje, mueven la maquinaria continuista de Juan Manuel.

Como buen prestidigitador, jugador de póker, tramador de “falsos positivos” (asesinatos ciertos), urdidor de entelequias y otras picardías, Juan Manuel también miente sin empacho. Y ahí enreda al otro, a Mockus, un candidato que, cocinado en la salsa propia de mucha filosofía y matemáticas, y pocas nueces, procura vender a punta de verdades (más impuestos, por ejemplo) una gran mentira: la de un sistema que no apunta a transformar, modificar, o, por lo menos, revisar las estructuras fundamentales, sociales, políticas, económicas, de un país al que otra farsa, la de la seguridad democrática, no le ha frenado, no le frena, ni le frenará así nunca, la caída de culos al estanque.

Y la gran mayoría de los otros electores descastados, la clase media, la del voto de opinión, la que sigue los debates electorales por la televisión, lee la prensa y hasta inspecciona las secciones política o económica, tiene Internet en casa y se expresa gustosa en las encuestas, cree a Santos a pies juntillas. Incluso, se fanatiza y aguanta la idea de que el delfín de Uribe atacará la corrupción, significará progreso y sacará a flote, no se sabe de dónde ni con qué alientos, un talante reformista.

Peor aún, una buena parte de esa clase media, intelectual, pensante, de tanto ver la tele y leer El Tiempo, cree a ojos ciegos en la coherencia de Santos, entre lo que dice ahora y lo que hará después, como si la hubiera habido entre lo que hizo ayer y lo que hoy mismo dice que hizo.

Apenas la minoría pudiente y poderosa de Colombia, los pocos grandes grupos económicos, los parvos habitantes del estrato 6 y hacia arriba, hacen sus apuestas por ambos, no tienen pérdida, no corren riesgos. Con Santos ganan Ardila Lule y Sarmiento Angulo, con Mockus gana Santodomingo. Frente al país entero, con cara gano yo, con sello pierdes tú. Con Santos o con Mockus, siempre salen airosos.

Ellos, que son pocos, poquitos, poquísimos, en un país de inequidades, donde el 49,1% de los ingresos va a parar a las arcas del 10% más boyante, frente al 0,9% que se queda en el lado enjuto de los más miserables.

Miserables que creen que eligen presidente. Boyantes que saben bien que eligen candidatos a su talla y medida.


http://www.juanalbertosm.blogspot.com/

jueves, 10 de junio de 2010

EL VOTO, EL MIEDO Y LA ESPERANZA

Por: César Rodríguez Garavito


"LA GENTE RESPONDE MÁS AL MIEDO QUE AL AMOR", dijo Richard Nixon hace tiempo, al explicar por qué sus campañas políticas buscaban sembrar dudas y temores en los electores.


Nixon sabía lo que decía. Al fin y al cabo, pasó a la historia como el padre del juego sucio, en el que andaba cuando lo cogieron con las manos en la masa espiando a sus rivales en el hotel Watergate.
Los gurúes de la estrategia política y la propaganda negra tienen clarísima la lección de Nixon: si no puedes convencer a tus votantes, asústalos. Por eso el miedo se coló en las elecciones presidenciales colombianas: el susto al “salto al vacío” que pregonan los jinetes del apocalipsis, esas fichas del Gobierno que pasan por columnistas independientes.
Los sorprendentes resultados de las elecciones del domingo ya han sido comentados por los analistas electorales de profesión. Que los primivotantes no salieron el domingo, explican. Que los verdes cometieron errores costosos, añaden. Y recuerdan que las maquinarias de la U están bien aceitadas, que el país sigue derechizado y que la popularidad de Uribe es más endosable de lo que se pensaba.
Tienen razón los comentaristas, pero creo que su explicación es incompleta. Yo, que no me dedico al análisis electoral sino al social, lanzo una hipótesis adicional: la estrategia del miedo funcionó en la primera vuelta. En las últimas semanas, mucha gente que iba a votar por Mockus simplemente se aculilló y cambió su candidato; o recordó el consejo popular de “ante la duda, abstente” y no salió a votar.
¿Miedo a qué? A los cocos que siguen eligiendo presidentes en Colombia. Pavor a las Farc, cuyo efecto perverso se cuenta no sólo en muertes y secuestros, sino en la perpetuación de una clase política corrupta. Recelo frente a Chávez, quien en su otoño patriarcal precisa colegas beligerantes en el vecindario que le ayuden a justificar su existencia. Recelo frente a lo desconocido, así sea absurdo, como los cuentos de horror sobre la pederastia o el ateísmo de los verdes.
El problema es que el temor es un pésimo consejero en la toma de decisiones, como lo han mostrado los psicólogos y los economistas. Por ejemplo, el trabajo clásico de Daniel Kahneman, que le valió el Nobel de Economía en 2002, muestra que los seres humanos tomamos opciones irracionales por miedo a perder algo y que nos importa mucho más no experimentar una pérdida que lograr una ganancia. Puesto en cristiano, la sabiduría popular ya lo había dicho: más vale malo conocido que bueno por conocer.
Los políticos tradicionales y sus estrategas saben esto muy bien. Por eso el miedo es la carta que se juegan en lances difíciles. Basta recordar cómo Bush logró la reelección de su lamentable gobierno asustando a los estadounidenses con la guerra de Irak. De hecho, la cultura política norteamericana está dominada por el temor, como lo ha mostrado el sociólogo Barry Glassner en un conocido libro, La cultura del miedo: por qué los estadounidenses les temen a las cosas equivocadas. La respuesta de Glassner a la pregunta del título es contundente: “porque aquellos que activan nuestras inseguridades morales, ganan con ello poder y riquezas inmensos”.
Los mercenarios de la angustia, los estrategas de la propaganda negra criolla, conocen todo esto de primera mano y son expertos en el arte de oprimir los botones del temor. Por eso, el miedo es una de las emociones decisivas en estas elecciones. También por eso la otra emoción clave es su único antídoto conocido: la esperanza. En últimas, las cifras de la segunda vuelta dependerán, al menos en parte, de si los indecisos votan asustados o esperanzados.
*Miembro fundador de Dejusticia (www.dejusticia.org).


http://www.elespectador.com/columna-206216-el-voto-el-miedo-y-esperanza

VAYA UNO A SABER

AL PRINCIPIO PENSÉ QUE DETRÁS DE Uribe estaban “los que no se rinden” a la justicia colombiana: el general retirado Rito Alejo del Río —íntimo del Alemán—; el “héroe de Invercolsa”, Fernando Londoño, y el siniestro Plinio Apuleyo Mendoza.


No me equivocaba, pero la cosa era peor. Detrás del trono estaba —y está— José Obdulio Gaviria, ahora también al lado de Juan Manuel Santos. Así, la cosa era grave, pero más al fondo ya es siniestra: quien está detrás de todos los nombrados es J.J. Rendón, experto internacional en “rumorología”, es decir, en levantar y divulgar chismes y mentiras sobre una persona, un partido, un gremio. No tiene ningún escrúpulo. Inventa y echa a correr cualquier rumor que le sirva: que fulano es de las Farc, que zutano es marica, que perencejo es basuquero. Fabrica una imagen al destajo, la divulga y cobra por ello. Debe cobrar por kilos. Ahora entiendo por fin el origen de los correos que nos escriben entre otros a Felipe Zuleta, a Ramiro Bejarano y a mí, todos iguales y diciéndonos lo mismo: maricas, basuqueros, terroristas. Lo dicho: se originan en las mismas oficinas de donde se chuzan los teléfonos.
En 2007 hubo en el Congreso un debate sobre este bandido internacional citado por un pariente del Presidente, Nicolás Uribe. Wilson Borja lo acusó de vincular a Carlos Gaviria y a Carlos Lozano con las Farc; el malogrado Castro Caicedo sugirió que J.J. tenía relación con el atentado a Vargas Lleras; Manuel José Vives denunció la relación de Rendón con José Obdulio y con Bernardo Moreno. Las piezas casan. En 2007 era ministro de Defensa Santos y J.J. era asesor del Ministerio desde 2006. Por esos días el DAS hacía de las suyas con la llamada “inteligencia ofensiva”, que no es otra cosa que una de las técnicas del terrorismo de Estado. Más claro: detrás de todo el escabroso tema de las chuzadas del DAS —que llevan por la ley de la gravedad hasta el Palacio de Nariño— debe estar J.J., como está H.H. detrás de la masacre del Naya. Más al fondo, siendo asesor del Ministerio de Defensa, también puede ser el “inventor de la metodología” de los llamados falsos positivos, que son asesinatos a jóvenes desempleados. Pero J.J. no sólo montaba operativos de “guerra política” que son parte de ella, también creaba imágenes heroicas para lavarles la cara y las manos a las FF. AA. Y lo logró: los soldaditos empujándole el carro viejo a la señora sepultaban los muertos de Ocaña, la mano de Iván Ríos y el cuerpo en pijama de Reyes en Lago Agrio. Una de las consecuencias de esta transustanciación es que el país no sabe a ciencia cierta qué es una cosa y qué es otra, porque todas son imágenes mediáticas construidas ex profeso. El efecto champú. ¿Qué hay de cierto en las bajas de insurgentes que presentan los generales? ¿Qué hay de real en los avances militares de la tal Seguridad Democrática? ¿Son una imagen ad hoc o son reales? ¿Qué guerra se está ganando y contra quién? ¿El clima bélico que vive Colombia con Venezuela y con Ecuador es producto de una estrategia de la rumorología para ganar una campaña electoral, así como el Caguán fue el caballito de batalla de Uribe para llegar a la Presidencia y sostenerse ocho largos y sangrientos años? ¿Qué realidad estamos viviendo, la creada por J.J. y sus técnicas, o la creada por unos hechos cada vez más desconocidos? Y alargando el caletre, y ya metidos en el reino de la ficción: ¿No somos víctimas de una esquizofrenia elaborada a conciencia por la trinca J.J.-Santos-Uribe? ¿Qué país real nos deja Uribe y qué país imaginario nos van a crear si se elige Santos? ¿Y si no se elige llegará por fin la hecatombe? Corren ya rumores de que si gana Mockus, los militares darían un golpe. ¿Será Santos el mismísimo Uribe? ¿O J.J. será José Roberto Prieto Uribe, el nuevo gerente de la campaña Santos Presidente, que no se rinde a la Corte Suprema de Justicia escapándosele a un fallo por fraude judicial? Vaya uno a saber.
A propósito: los dirigentes campesinos de Suárez, donde hubo una masacre hace pocos días, recibieron la siguiente amenaza, que por el estilo hace pensar que cambiaron de redactores en la oficina donde las ordenan hacer: “Nomads ddhh cut sintra unicol cric pcn latoma buenos aires polo hp auxiliadores de las milicias los tenemos no vamos a fallar bere olachiqui diego escbar wilsom machet jose milciades felician valencia goyes emriq licifredi edwar recheche villegas senen plutarco ibestrujillo att aguilas negras nueva generac”.

fuente:http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/alfredo-molano-bravo/columna202147-vaya-uno-saber

DOS SUCESOS DE LA POLÍTICA

Con el inicio del mes de Junio de éste año la actualidad política ha traído consigo numerosos sucesos que dejan tras de sí enseñanzas de suma importancia. De no ser grandes parangones, por lo menos se puede hablar de elementos políticos que podrían marcar de manera considerable la manera de actuar y ver la política en un futuro próximo. Los dos sucesos a los que me refiero son disímiles en el espacio y en el ámbito de influencia al que atañen, pero dada su importancia y la manera en que ocurrieron tienen redes invisibles que sirven como ejes de argumentación transversal para alimentar la acción política de la ciudadanía colombiana. Hablo por supuesto de lo ocurrido en Israel y Colombia.

Pero ¿cómo relacionar temas tan dispares y de países en apariencia tan diferentes? La conexión no la he hecho voluntaria ni arbitrariamente. Por el contrario, el mérito de ésta conexión compete exclusivamente al tino político de la Senadora Piedad Córdoba. Fiel activista en defensa de los Derechos Humanos, en las salas del Congreso de La República de Colombia denunció el ataque israelí a la flotilla humanitaria.

Evidentemente este acto desproporcionado ha suscitado la reacción y una inagotable controversia con el Estado de Israel. En primer lugar –aquí el tejido que permite relacionar las dos realidades- un Estado definido por cruentas luchas contra las insurgencias y los terrorismos fundamentalistas, Estados de Seguridad que argumentan tesis altamente controversiales, empiezan a ser acusados justamente por activistas de Derechos Humanos y por instituciones internacionales y multilaterales como actos desproporcionados y violatorios de Derechos Fundamentales. No hace mucho que el propio presidente estadounidense, de ése entonces, -George Bush- proclamara la tesis del ataque preventivo; tesis misma que no ha dejado de mostrar su inconveniencia y una contradicción casi plena con los límites del Derecho internacional Humanitario. Estados como Israel y Colombia –con la tesis de la “persecución en caliente”- sostienen doctrinas similares que han puesto de nuevo la discusión sobre los límites de la soberanía de los Estados; los límites del uso legítimo de la fuerza; la legitimidad misma de la fuerza en acciones que no la requerirían (envuelto en el misterio el ataque a la flotilla todavía se sostiene de la parte Israelí que los activistas estaban armados, mientras el Estado Turco y organizaciones defensoras de Derechos Humanos reiteran el carácter netamente humanitario de la misión); y ha centrado de nuevo la discusión sobre el terrorismo ya no sólo como un monopolio propio de fundamentalistas religiosos fuera de occidente, sino que ha centrado la atención pública sobre el Terrorismo de Estado en países de occidente, donde la obsesión por la seguridad los lleva a legitimar lo ilegítimo: toda acción de terror contra civiles desarmados, toda acción de guerra desproporcionada violentando el DIH.
Claro que éste tema tiene que llamar la atención de la Sociedad Civil colombiana. Claro que el tema de los DDHH no puede dejarse de lado en ningún país del mundo, mucho menos en Colombia donde se hace necesario revitalizar la política de elementos fundamentales para la convivencia y la construcción de una patria distinta. Lamentablemente, en plenas elecciones éstos temas adquieren sólo relevancia tangencial –cuando para nuestro país deberían ser temas centrales-. Candidatos que se abanderan de la ética y de la unidad nacional hacen oídos sordos de ésta materia tan importante. Tan sólo ayer escuché a Antanas Mockus hablar de la inconveniencia (ética) del Acuerdo Humanitario, vindicando la tesis que Gustavo Petro sostuviera en su Facebook de que el candidato Verde usa un discurso fuerte contra el Polo, y un discurso de mano firme para hacerse con los votos del Uribismo blando. De Santos mejor ni hablar, ya se puede intuir –como candidato oficial- su postura frente al Acuerdo Humanitario. ¿y quién se preocupa de las víctimas?

Aquí saltamos directamente al segundo tema que ocasiona la reflexión. La coyuntura electoral: la Senadora Piedad Córdoba en el mismo discurso –reivindicando lo sostenido en el último Congreso Liberal- hablaba de la necesidad de revitalizar el Partido Liberal.

¿La propuesta? Cumplir con el sueño del doctor Gaitán de llevar el Partido a las masas: Una gran Constituyente Liberal. Así, Perpleja frente al arribismo político de la bancada liberal, la Senadora Córdoba y el sector gaitanista del partido, fiel al ideario socialdemócrata que profesan, tienen que defender su carácter de oposición y poner en cintura aquellos congresistas que hoy abandonan las toldas del Partido sin miramientos frente a los principios que los rigen. De todas maneras hay un sector digno en el Partido Liberal que quiere llevar al liberalismo por las sendas de la equidad y acercar a la colectividad a las masas. Que considera que reivindicar la importante necesidad de “la restauración moral y democrática de la república” es una prioridad en el país –sí, parece que antes de Mockus ya existía en la política colombiana un discurso ético y moral, que no estaba divorciado de las reivindicaciones sociales y la equidad-. Si se quiere buscar nuevas formas de hacer política bien podríamos mirar el pasado, bien se podría releer a Gaitán y al gran Uribe (el bueno, Rafael Uribe Uribe), bien se podría escuchar a la Senadora Piedad Córdoba y sus propuestas innovadoras, incluyentes y democráticas (quitándonos, claro está, el sesgo mediático de verla como aliada del terrorismo y como una aliada de Chávez, bien podríamos aceptar la oposición democráticamente y sin sectarismos, olvidando lo que se ha dicho falsamente de ella, dejando de creer que son los cuernos de Satán lo que lleva bajo el turbante y aceptándola como una Colombiana digna, justa y negra, como los grandes negros a los que nunca se han dignado a escuchar en este país las élites políticas). Así, parece existir una separación sumamente preocupante entre la realidad social y la campaña electoral.

En éstos días también fue noticia (parece que para los grandes medios no lo fue, ni mucho menos para los dos candidatos que van a segunda vuelta) el informe de la ONU sobre la pobreza en Colombia. Y digo que pasó sin pena ni gloria porque ninguno de los dos ha chistado media frase de preocupación por las alarmantes cifras. Éste también debería ser un tema de discusión e incumbencia nacional que lamentablemente pasa de largo. Es lamentable que las únicas tres candidaturas que ofrecían soluciones a éste tema y lo consideraban central hayan quedado fuera de toda discusión, siendo particularmente el candidato amarillo, satanizados. Me refiero claro está a los candidatos Gustavo Petro, Araujo y Rafael Pardo.

Hay otros elementos sin los cuales no quiero finalizar esta sencilla reflexión. Creo importante que hoy se hable de corrupción como un enemigo de lo político y que su finalización se considere un objetivo de vital importancia para la Política. Lo que realmente es preocupante es que considero que el abanderado de la lucha contra la corrupción tiene nociones sumamente sesgadas al respecto. Consideremos lo siguiente para aumentar la reflexión:
Primero, toda ética democrática en contra de la corrupción no se puede considerar única y excluyente frente a otras visiones que alimenten –democráticamente y mediante el diálogo- una lucha que tiene que avocar a toda la sociedad colombiana. En segundo lugar, que la discusión partidista y democrática, y, que la negociación no son sinónimos de corrupción, que la política no implica un escenario altamente negativo, sino que por el contrario hay que rescatar la política y llevarla al seno de la ciudadanía, es decir, ser más políticos. Contrario a lo que hoy se argumenta en el partido verde, las democracias modernas se alimentan del dialogo y de concesiones que no afecten principios fundamentales; posiciones altamente sectarias pueden derivar en políticas altamente autocráticas, autoritarias y sumamente violentas. Tercero, que en un país con inequidades tan grandes como Colombia no se puede hablar de ética por un lado, y deslegitimar a partidos que piensan que la equidad social es una prioridad, una prioridad también ética.

Espero que estos temas expuestos sirvan para alimentar una noción distinta de la ética y de la política. Que nuevamente ponga el centro de la discusión no sólo en los medios (dinero y Ley) para alcanzar los objetivos sociales del Estado Colombiano (objetivos constitucionales, no se les olvide), sino que le dé su justo escenario a aquellos fines esenciales del Estado.

-Mientras escribo estas letras leo en el espectador que la Senadora Piedad, frente al futuro que se prevé con los dos candidatos, ha pedido al Presidente Uribe apostar por el Acuerdo Humanitario.

POR: BENDER

Defendiendo la Abstención Activa

En estas elecciones tan polémicas, dónde el país se ha dividido en dos grandes personalismos, he sido increpado por mi decisión honesta y democrática de tomar una vía alterna: la abstención. ¿El argumento? No sólo hay uno, existen varios. El primero de todos lo vengo escuchando incluso con anterioridad a la coyuntura electorera actual, otros sólo los he escuchado –y he sido víctima de ellos- en éstas elecciones, es decir, parece ser un argumento meramente coyuntural. El primero que mencioné afirma que quien se abstiene de votar pierde poder de decisión, es antidemocrático y permite que otros decidan por él. Argumento notablemente contradictorio, fundamentalmente porque toda democracia representativa implica enajenar el poder popular, el poder de decisión mediante un fetiche particular: el sufragio. Votar es, entonces, transferir el poder de decisión propio y entregarlo a un tercero, a un representante. Supone erróneamente que con el voto se agota la participación política, restringe la capacidad colectiva de acción política y legitima un ideal político que -a mi modo de ver es incorrecto- excluye de la ciudadanía la obligación moral de ser un ente de control de la acción gubernamental y disminuye su capacidad política, en definitiva, establece una idealización del voto que reduce la democracia y la política a un mero acto de elección cuatrienal.

Pero debido al contexto y al tono que ha adquirido la contienda política aparecen nuevos argumentos: que con la abstención se apoya la deshonestidad, que es entreguismo político, que es complicidad con gobiernos corruptos futuros, que implica el apoyo a la ilegalidad, que con ésta se apoya un gobierno extranjero, en fin, varios tópicos que en vez de hacer un llamado a la conciencia lo que implican es un llamado al miedo y la etiquetación de las personas como “terroristas”, ”bandidos”, “corruptos” y otros apelativos claramente ofensivos. Estos llamados para conseguir votos adolecen de un grave problema antidemocrático: satanizan el pensamiento diferente.

El problema del maniqueísmo político deja consigo muchas enseñanzas históricas, entre ellas, que antes del advenimiento de gobiernos totalitarios, autocráticos y autoritarios se ha recorrido siempre el camino de la ofensa y la división entre un grupo “elegido y bueno” y un “otro” definido siempre como el enemigo que debe ser sistemáticamente eliminado –no simplemente físicamente, también mental y simbólicamente-. Léase esta columna no sólo como una defensa de la abstención activa y como una posición, legítimamente democrática, de acción política –que lo es-; sino también como una defensa del pensamiento diferente y como una alerta contra todo tipo de maniqueísmo político que puede derivar en un holocausto lamentable. Pero la división y la polarización política no es el único efecto de las tesis coyunturales manejadas hoy día para atraer votos, éstas también se alimentan y defienden una idea de política y democracia restrictiva. Casualmente la misma denunciada en el primer párrafo.

Amigos opositores al uribismo ponen en duda mi carácter de opositor. Afirman que al no apoyar a Mockus me estoy entregando a Santos, que estoy legitimando la corrupción y la violencia. ¡Argumento falaz y grosero! Respeto totalmente su posición de apoyar a un candidato como el mejor o como “el mal menor”, pero no la comparto en esta coyuntura. El Senador Jorge Robledo y el Representante a la Cámara Navas Talero –grandes enemigos de la corrupción, por lo que el argumento anti/abstencionista no se sostiene-, fueron los primeros (seguidos por la Senadora Piedad Córdoba) en denunciar la coyuntura política como incompatible con grandes principios de sus partidos. A mi entender esta elección plantea algo así como un Frente Nacional neoliberal: no me siento representado por ninguno de los dos candidatos ni en sus políticas ni en sus filosofías. Pese a ello, respeté la decisión del PDA de presentar una carta para un acuerdo programático a Mockus –decisión no sólo polémica dentro de las toldas del partido, sino además, una decisión noble luego de la satanización de la que fueron víctimas por parte del candidato verde-, posición que fue rechazada como todos los lectores y lectoras deben saber; así también respeté la posición de algunos liberales de oposición al apoyar a Mockus.

Por otro lado, creo firmemente en una política comprometida, en la defensa de mis ideales y en la acción política que se vindica a diario; que se hace real y concreta, no solamente en las grandes salas de los Poderes Públicos, sino que también la acción política y colectiva tiene que ser cotidiana. Que todo régimen democrático requiere no sólo la acción sufragista, que la representatividad tiene un límite y que los vacíos que deja sólo pueden ser llenados mediante la acción política cotidiana. Creo que existe una oposición más digna que la de apoyar un candidato que ha sido impuesto mediáticamente a la opinión pública, creo que la política está más allá de una decisión cada cuatro años y mucho más lejana de las oscuras intenciones con las que las encuestas deciden con anterioridad a las mismas elecciones. Creo que los candidatos no pueden ser impuestos a la opinión pública so pretexto del apoyo a la corrupción, al terrorismo y apelando al miedo.

Espero que todas aquellas personas que han rechazado mi posición tengan también la entereza de defender sus ideales –cualesquiera éstos sean- luego que su candidato gane o pierda; que se hagan partícipes de la vida política exigiendo a los políticos por quienes votaron que cumplan con el mandato que se les ha delegado y, que en caso de que el candidato de sus preferencias pierda, también sigan en una actitud política activa, demandando y exigiendo por el bien de la patria. Creamos en la participación ciudadana como un elemento indispensable de la democracia y desacralicemos la institución del voto que –siendo importante- es claramente insuficiente.

Por: Bender

miércoles, 9 de junio de 2010

¿Por qué es importante Aranguren para el Presidente?

Me hice, una y otra vez, esta pregunta la semana pasada al ver la impresionante arremetida del presidente Uribe contra la justicia. Primero acusó a los altos tribunales de presionar la detención de Mario Aranguren y luego se sacó de la manga una temeraria denuncia contra la jueza Jenny Jiménez, quien había ordenado la reclusión del director de la Uiaf.

Recordé que actitudes similares había tenido cuando se consolidó el proceso contra Jorge Noguera, director del DAS; en el momento en que se hizo inminente la orden de captura contra el senador Mario Uribe Escobar por 'parapolítica'; y con ocasión del proceso a Yidis Medina por el delito de cohecho en el trámite de la ley que dio vía libre a la primera reelección.

Me puse a examinar los momentos en que han ocurrido estos episodios de enfrentamiento agudo con la justicia y el papel que juegan las personas que suscitan la controversia, y saqué dos conclusiones fundamentales: han ocurrido en las dos crisis del gobierno de Uribe y los personajes que defiende son de su círculo más cercano y conocen al dedillo acciones indebidas fraguadas en el Palacio de Nariño.

La primera gran crisis de la coalición de gobierno se dio a finales del año 2007 y a principios del 2008. El 27 de septiembre del 2007, la Corte Suprema de Justicia llama a indagatoria a Mario Uribe y el 22 de abril del 2008 se expide la orden de captura; es el momento culmen de las investigaciones por 'parapolítica'. El 16 de noviembre del 2007 es destituido e inhabilitado por 16 años Jorge Noguera. El 25 de abril del 2008 la Corte Suprema dicta auto de detención contra Yidis Medina. En esos meses se dio también la ruptura de las negociaciones entre el Gobierno y los paramilitares y una andanada de acusaciones mutuas que develaban negociaciones debajo de la mesa y escabrosas promesas incumplidas a última hora.

Fue en ese tiempo en el que se gestó el complot contra el magistrado Iván Velásquez, principal investigador de la 'parapolítica', en el cual resultaron involucrados alias 'Tasmania', Mario Uribe Escobar y Santiago Uribe, hermano del Presidente. En esos meses se produjeron, igualmente, las tres visitas al Palacio de Nariño de Antonio López, alias 'Job', para entregar información que permitiera enlodar a la Corte Suprema. Y, según la Fiscalía, es también el periodo en que se realiza la reunión entre funcionarios del DAS y la Uiaf con Bernardo Moreno, José Obdulio Gaviria y César Mauricio Velásquez para organizar o perfeccionar las interceptaciones telefónicas y el espionaje a la vida y a las cuentas de magistrados, periodistas y miembros de la oposición.

La segunda gran crisis del uribismo se ha producido en estos primeros meses del 2010 con la caída del referendo que buscaba autorizar la segunda reelección; el proceso judicial contra los promotores de la iniciativa; la declaratoria de inexequibilidad de buena parte de las medidas de la emergencia social; la medida de aseguramiento contra Mario Aranguren, director de la Uiaf; las acusaciones del mayor Meneses, que ubican a Santiago Uribe como miembro del grupo paramilitar denominado los 12 apóstoles; y la conformación de un gran movimiento de opinión encabezado por Antanas Mockus, que reclama angustiosamente restaurar la legalidad y limpiar las instituciones colombianas de la aberrante corrupción en que se han hundido.

De la primera crisis el uribismo salió avante con la extradición de los 14 jefes paramilitares y la seguidilla de golpes a las Farc que culminaron en la deslumbrante 'Operación Jaque'. Las aguas se calmaron por un tiempo. La segunda crisis empezaron a superarla con el triunfo de Juan Manuel Santos en la primera vuelta y aspiran a conjurarla definitivamente con la instauración de un "Gobierno de Unidad Nacional" que debilite o anule a la oposición política y con una reforma de la justicia que coloque a la Fiscalía bajo el mando del Presidente y ponga una mordaza de hierro a las cortes.
lvalencia@nuevoarcoiris.org.co
León Valencia

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/lenvalencia/por-que-es-importante-aranguren-para-el-presidente_7744675-1

domingo, 6 de junio de 2010

Uribe, un adiós sin gloria

Por: Carlos Gutiérrez.

El mal no duró cien años. Aunque la propaganda enfatice en que fue el mejor de los gobiernos hasta ahora conocido en Colombia, el de Uribe será recordado como uno de los más nefastos para el país.



Estos ocho años de Álvaro Uribe al frente de los destinos de Colombia son para nunca olvidar. El doble período dejó un expediente abierto y un sello indeleble en buena parte de los connacionales. Sello imposible de borrar sin una terapia de reconciliación y un tratamiento que recorra el camino de la justicia, la soberanía; el fin de la pobreza extrema, el desempleo estructural y la ‘flexibilización’ laboral; la revisión de la gran propiedad rural y urbana, la inclusión social y la paz. Ojalá como tareas diarias de un gabinete de transición democrática.

Para no olvidar jamás. Bajo la marca comercial de ‘seguridad democrática’, desde el primer momento de su gestión, con su pregón y sus órdenes de guerra –secretas o públicas, ilegales o legales–, y el discurso de la derrota del contrario como requisito para resguardar los privilegios del establecimiento y de los dueños y testaferros de la tierra, Uribe Vélez puso sus cartas sobre la mesa: vinculación de la población civil al conflicto, como trasvase; y extensión ‘institucionalización’ o legitimación del dispositivo paramilitar de las auc. Aumento del pie de fuerza, de los soldados profesionales, y del aparato y su maquinaria militar. Sindicaciones y señalamientos a miles de personas. Todo bajo las premisas de orden, autoridad, tradición y un presidencialismo anticonstitucional. El archivo de nuestra soberanía, bajo la alianza incondicional con los Estados Unidos, y en forma creciente con las acciones encubiertas y de inteligencia con empresas de mercenarios y del Estado y el ejército israelíes que traspasan las fronteras.

En este contexto de sociedad en pie de guerra que Uribe ofreció, y que en una pasajera o más dilatada coyuntura cuenta todavía con montones de adherentes, una de sus primeras propuestas –avalada por su experiencia directa en las cooperativas Convivir– fue la de integrar un millón de ciudadanos armados e intercomunicados al servicio del Ejército, para lo cual actuó a través de diferentes mecanismos: soldados campesinos y guardabosques, taxistas en red comunicados a través de Avantel, hasta llegar a los estudiantes delatores. Y mucho más hizo a la par.

También, entrelazada y construida con dineros oficiales, mediante un entramado de organizaciones sociales afines al establecimiento, articuló una extensa red social con pretensiones corporativas y de prolongación del poder: empujada en la juventud, entre los indígenas, en el mundo sindical y en la política electoral. Asimismo, como parte de un modelo de guerra política, puso en acción un intenso modelo comunicativo y de mensajes y titulares desinformativos que no les dio descanso a los ojos y los oídos de los colombianos. Uribe quiso tapar la deuda del poder y su injusticia, que en su expresión de partidos liberal y conservador, hoy, tras las derrotas de blancos y colorados en Paraguay y del PRI en México, es la más vieja y desueta del continente.

Apenas se posesionó, anunció que al rendir el informe de sus primeros cien días daría cuenta del rescate vivos o muertos del gobernador de Antioquia y del ex ministro de Defensa Gilberto Echeverri, y de la baja al menos de alguna cabeza reconocida de la guerrilla. Como se recordará, en ese informe no pudo satisfacer la promesa de campaña y la pretensión de una guerra rápida y triunfal en su primera Presidencia. El desafortunado rescate de los plagiados vendría después.

Transcurridos algunos meses, reafirmó ante todo el país su decisión de guerra a cualquier costo. En enero de 2003, llamó a los Estados Unidos a desembarcar sus tropas en el Amazonas, “antes de hacerlo en el territorio de Iraq”. Sin fórmula alguna de solución política –distinta de un irrealizable desarme de la insurgencia con origen campesino–, siete años después hizo realidad otro paso en su proyecto de “tierra arrasada”: entregó el territorio nacional –siete bases que en realidad son 10– para que opere la potencia del Norte con su ejército, potencia con la cual, en embriaguez antipatriótica y de afectación a los vecinos de la región y el continente, se identifica sin ambigüedades. Tanto, que en 2004, al apoyar públicamente la invasión de un tercer país dijo: “[Apoyamos] el uso de la fuerza en Iraq para desarmar dicho régimen y evitar que sus armas de destrucción masiva continúen como una amenaza contra la humanidad” (sic)1.

Proyecto de orden, control y disciplina que pese a disponer por ocho años initerrumpidos del mayor presupuesto para las FF.AA. y de los apoyos internacionales y militares con burla del debate en el Congreso, aún no logra que la sociedad se pliegue a la propuesta de derecha e inmoralidad financiera que se propone conservar el poder y la Casa de Nariño.

Son artimañas todas éstas de orden, autoridad y ‘moral’ antiterrorista, que del mismo modo que apoyan el cerco del antiguo imperio persa por parte de las barras y las estrellas –con su tenaza desde Iraq y Afganistán, y los intentos de estribos en Osetia e intromisión en Tíbet (con ocultación de los intereses en relación con el petróleo y el avance de posiciones frente a Rusia y China)– niegan las causas profundas del conflicto criollo que hace presencia desde hace un poco más de 60 años.

Tal proyecto de sociedad y relación internacional, levantado pieza a pieza sin descanso durante su doble gobierno, nos hizo decir hace ya ocho años: “Si esta concepción se aplica […] con este gobierno marcharemos hacia una sociedad disciplinaria, donde se corre el riesgo de convertirnos en el ojo del vecino, en su posible delator e inclusive, de ser necesario, en su asesino. Estaremos entonces ante una sociedad que no permitirá disidentes ni contradictores; una sociedad despótica que pone en profundo riesgo la democracia liberal […]”2.

Y los hechos confirman con creces ese modelo que niega la vida, la paz y la pluralidad: “pescas milagrosas” o detención arbitraria de centenares de activistas bajo sospecha de ser miembros de la insurgencia, la mayoría de ellos dejados en libertad por falta de pruebas luego de meses o años en prisión; testigos cautivados con el pago o la promesa de importantes sumas de dinero, que a la vez propician la corrupción dentro de las filas de los organismos de inteligencia militar; persecución y asesinato de quienes no se guardaron sus críticas al gobierno; espionaje telefónico, montaje de conspiraciones para hacerle creer a la sociedad que aquellos que piensan distinto del gobierno son terroristas; acciones de sabotaje para atemorizar articulistas, académicos o pensadores disidentes, e incluso a los jueces de la república que actúan basados en el estricto Derecho.

Proceder ilegal de grabaciones e interceptación de comunicación privada y personal que era vox populi, impune, pero reafirmado hace unas semanas, cuando vieron la luz pública unas órdenes operativas que fueron decomisadas en un allanamiento a las instalaciones del DAS. Años atrás, jefes paramilitares dieron detalles: muchos de sus asesinatos se produjeron por órdenes provenientes del cuerpo de inteligencia del gobierno. No es casual que estén en prisión, condenados o bajo investigación, por presuntos vínculos con el paramilitarismo, el ex director del DAS Jorge Noguera Cotes, el subdirector José Miguel Narváez, el ex director de informática de la central de inteligencia Rafael García y el ex funcionario de contrainteligencia Jorge Lagos. Un escabroso cuadro.

Las investigaciones se extienden al resto de aparatos de la guerra en sus desmanes y crímenes. “Hoy, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía tiene abiertos 1.273 procesos contra miembros del Ejército y civiles, que por ahora dejan un saldo de 2.077 asesinados, 59 de ellos menores de edad y 122 mujeres”. Pero no es sólo esto. Debemos recordar que por delitos como estos, que llegan a no menos de 2.000 homicidios a sangre fría, ya hay fallos de la justicia con 137 condenas de militares y 396 órdenes de captura expedidas. Del mismo modo, “en los últimos siete años, la Procuraduría abrió 1.274 investigaciones contra 2.965 miembros del Ejército. Los militares investigados son efectivos de 35 brigadas (10 de ellas móviles); 481 son oficiales, incluyendo 14 coroneles; 1.026 son suboficiales y 1.458 soldados”3. A todas luces, no son casos excepcionales, como les gusta decir ante los micrófonos a los Ministros de Defensa y los generales. Se trata de todo un diseño estratégico, denominado ‘seguridad democrática’, sello innegable del gobierno que entregará su mando el próximo 7 de agosto. Este sello ha llevado al país a la paranoia de que cientos de ciudadanos sean seguidos cada día, y no sólo ellos sino también sus hijos y familiares, y otros tantos sufran amenazas, hostigamiento, montajes, cárcel, difamación, exilio, desplazamiento.

Antes de conocerse estas prácticas, el país comprobó que Carlos Castaño no mintió al asegurar que el 35 por ciento del Congreso tenía control paramilitar. La investigación que adelanta la Corte Suprema de Justicia en contra de decenas de congresistas y otros políticos liberales y conservadores de importancia nacional, regional y local confirma con creces esta aseveración. Abre a la vez la aún no esclarecida pregunta: ¿Cuántos votos válidos y de fraude aportaron los paramilitares para la elección y la reelección de Álvaro Uribe? He aquí y de bulto una parte sustancial de la herencia del actual gobierno, que no puede quedar en olvido.

Otra también deja una estela de corrupción y de miseria en aumento y desempleo. La yidispolítica y su vínculo con una administración a favor de los intereses privados, con graves costos para los sectores mayoritarios del país (reforma laboral, venta de la red pública hospitalaria y de los bancos estatales, extensión del IVA a toda la canasta familiar), impunidad (copamiento del poder local en muchos lugares y regiones, y de las instituciones de seguridad y justicia, y “negociación” con los paramilitares), regresión a la economía de extracción, monocultivos, ganadería extensiva, poderes locales fortalecidos, crisis ambiental.

La sociedad busca escape y transición


Estas son las prácticas de seguridad y control, política económica y social que hoy tienen efecto en la situación electoral. No casa la pieza en el dominó. Miles de jóvenes no quieren que Uribe continúe desbarajustando la legalidad en el país en cuerpo ajeno. Ahora, con su opinión a favor de un candidato distinto de la continuidad uribista, hacen temblar al candidato delfín. Como no quieren que tampoco continúe la agresión a los procesos de integración suramericanos, que nos ha refrendado como un auténtico Caín de América del Sur y nos priva de un mercado que, como el venezolano, representaba la plaza más importante para nuestras exportaciones con mayor valor agregado. En los dos primeros meses de este año, las ventas hacia el vecino país se redujeron en un 75 por ciento y, pese a ello, la belicosidad no cesa. Pareciera que el desbordamiento del doctrinarismo de derecha se impusiera incluso sobre los cálculos económicos e invirtiera la lógica de lo prioritario.

¿Cómo ha sido posible que tanto desbarajuste junto haya sido prohijado y mostrado como exitoso? No cabe duda de que una parte importante de la respuesta debe buscarse en la anuencia de los medios de comunicación que convirtieron los desmanes en anécdotas folclóricas. La visita de un conocido delincuente y su abogado a la Casa de Nariño se tornó anodina discusión sobre si la entrada por los sótanos era subrepticia o transparente; los negocios ventajistas de los “hijos del Ejecutivo” se transformaron en la discusión sobre si el ‘emprendimiento’ era o no cualidad heredada; los asesinatos de civiles con los que se ha pretendido mostrar como exitosa la llamada política de la ‘seguridad democrática’ se tradujo en “falsos positivos”, que hoy son tratados casi como chistes cuando con él se alude a quien era Ministro de la Defensa, en cuyo mandato el escándalo alcanzó las mayores dimensiones, y que hoy como candidato se pasea como si nada.

Es cierto que en algunas ocasiones las revistas de opinión hicieron investigación crítica y que algunos periodistas tuvieron que pagar con el exilio cuando fue el caso de algunos que pertenecían a medios de difusión importantes, o con la vida si ejercían el periodismo en la provincia, pero eso no puede ocultar que, frente a la reacciones cínicas del gobierno cuando fue sorprendido con las manos en la masa, la prensa optara por una posición timorata rayana con el encubrimiento.
¿Y la academia? Quizá no cabe papel más gris en una coyuntura tan difícil y una posición más cómoda que la renuncia al estudio de un momento de la historia en el que se sigue pretendiendo cortarle el cuello a lo poco que queda de verdadero disentimiento.

No dejan de tener razón quienes se resisten a que a Uribe se le compare con Bordaberry o Fujimori, pues éstos, al final de cuentas, pudieron dar un parte de victoria. Sin embargo, no les cabe razón en el sentido de que tanto unos como otros fueron delegados para hacer el trabajo sucio de limpiar de disidentes sus países, tal como fue también la misión de Pinochet y en general la de todos los dictadores del Cono Sur, aunque se debe reconocer que allí cabe una pequeña diferencia: en Colombia, ese trabajo sucio se había inaugurado mucho antes. En este punto, no deja de picar la curiosidad por el futuro judicial de los actores principales del actual gobierno, independientemente de si en las elecciones que se avecinan gana aquel por el que apuestan u otro diferente. ¿Serán enjuiciados, así sea dentro de varias décadas, como hoy lo son Fujimori, Bordaberry o Jorge Rafael Videla? Es posible, aunque se puede dudar de que, igual que en el caso del sur del continente, los instigadores, los verdaderos titiriteros, salgan a la luz, pues, aunque en los corrillos se pronuncien sus nombres, los grandes usufructuarios del poder siempre han sabido lavarse las manos, y por eso pueden seguir llamándose sin empacho y sin escrúpulos “las gentes de bien”.

Puede que la opinión que ha florecido en pocas semanas, potenciada por decisiones de la justicia como la negativa a una nueva reelección y la captura de decenas de uribistas confesos, y que se expresa como descontento a través de las redes sociales, no se imponga a la maquinaria electoral oficial. Pero, como sucedió el 25 de octubre de 2003, cuando la opinión mayoritaria se opuso a su pretensión de ajuste neoliberal vía referendo: pese a todos los desmanes en curso y también a la andanada mediática, una franja no despreciable de colombianos se resiste a vivir bajo el dominio de los monopolios y el terror. Por ello, quiéranlo o no los obsecuentes del régimen, el modelo ya comenzó a hacer agua, y las pretensiones de su continuidad muestran obstáculos de tal dimensión que ignorarlos puede conducir a una verdadera hecatombe, pero no a la que aún se pretende fabricar con el fin de darle respiración artificial al continuismo.

http://www.eldiplo.info/mostrar_articulo.php?id=1079&numero=89



1 Gutiérrez, Carlos, “Al presidente Uribe, el Norte no le deja ver...”, Le Monde diplomatique, edición Colombia, Nº21, marzo de 2004.
2 Gutiérrez, Carlos, “El nuevo orden”,Le Monde diplomatique, edición Colombia, Nº3, julio de 2002.
3 Matyas, Eduardo, “La ‘seguridad democrática’: otro falso positivo”, desde abajo Nº 156, abril-mayo de 2010, p.6.

sábado, 5 de junio de 2010

Ni Santos ganó las elecciones, ni Mockus las perdió.

Por emmaflood el 4 de Junio 2010 12:49 PM




Elecciones, Santos, Mockus y gobierno- Reflexiones sobre la distorsión de la información.

Santos no ganó las elecciones- Nos quieren hacer creer a los colombianos que Santos ya ganó las elecciones y, que de acuerdo a esa afirmación falsa, Mockus debería renunciar a la segunda vuelta. Este es un excelente ejemplo de distorsión de la información liderada por el uribismo recalcitrante. Si Santos hubiera ganado las elecciones, Mockus y los demás candidatos hubieran aceptado públicamente el triunfo como suele suceder en las democracias que ellos, más que el gobierno, representan. Santos ganó a Mockus en la primera vuelta en porcentaje de votos pero no ganó las elecciones.



La información- Cuando no teníamos internet creíamos que el mundo era mejor y la información que no nos daban ni el periódico ni la radio nos llegaba por el medio más antiguo, la trasmisión oral de unos a otros, más lenta, bastante eficaz pero incompleta.

Hoy sabemos mucho de los candidatos por los medios oficiales, o los alternativos, y lo que no nos muestran por TV lo conocemos por Youtube. Se podría decir que tenemos acceso a una enorme cantidad de información.



La distorsión de la verdad- Sin embargo, cuando por fin vemos videos, la información soñada que nos muestra tanto debates, como campañas normales y fraudes electorales, se nos manipula de tal manera que terminamos creyendo que un candidato es malo porque se equivoca o duda frente a las camaras de TV, y no lo es aquél que promete mucho pero que comete fraude fuera de los canales de TV . La información que nos proporcionan los buenos reporteros o los astutos y hábiles minicamarógrafos que nos muestra todo aquello que los poderosos medios no nos muestran, parece no poder neutralizar el efecto y el poder de la información oficial .A juzgar por la incredulidad de los uribistas parecería que hoy, lo que no proviene de la TV no es verdad, aunque veamos las imágenes y los videos en Youtube. Es más, las mismas autoridades nos dicen que eso no es verdad. Nos dicen que la única verdad es la que ellos sustentan. ¿Pero entonces lo que estamos viendo y oyendo en TV es más verdad que lo que vemos suceder ante nuestros propios ojos, realidad que capturan los diestros camarógrafos y suben a internet?



La verdad y las versiones- En estos días nos hemos espantado por los sucesos en el Mediterráneo con los barcos que, con ayuda humanitaria, querían llegar a Gaza. Pero hay otra voz, la de Netanyahu que nos dice que eso que vemos es distinto de lo que vemos, y eso también nos desconcierta y asusta.

Pero lo que sucede aquí es exactamente lo mismo. El gobierno le atribuye veracidad únicamente a sus propias versiones a tal punto que enfrenta a la Corte Suprema si la versión no se ajusta a la suya .Las demás versiones, son declaradas falsas. ¿Pero desde cuando es un gobierno, el nuestro o cualquier otro, el que dictamina cuál es la información veraz? No creo que en ninguna parte del mundo exista una constitución que establezca:"Toda información dada o avalada por el gobierno es la verdadera".



¿De donde sacan entonces estos gobiernos (como el nuestro) que ellos son los que deciden cual es la verdad?-¿Y nosotros qué creemos que somos para aceptar dócilmente esa verdad? Ni nosotros ni el gobierno tenemos derecho a calumniar ni a mentir sobre la realidad de los hechos o de las personas, pero sí tenemos derecho a conocer la verdad y a opinar sobre ella. Pero el uribismo no opina, dictamina.



Elegir candidato-¿Qué es lo que lleva a las personas a elegir a un candidato que sabemos que no dice la verdad, que está dentro de un movimiento que nos miente y nos dice que su presidente ha sido el mejor en la historia del país? Nos dice que Colombia está en sus mejores días cuando estamos viendo el nivel de injusticia social y pobreza más vergonzoso de Sudamérica y la inequidad entre las mayores del mundo. ¿Eligen la versión del gobierno por encima de la que ven con sus propios ojos? ¿Les parece normal un país que por sostener una guerra inútil gaste más en matar que en dar de comer a sus habitantes? Insultan a quienes les hacen ver una realidad que no quieren aceptar y hasta mienten ellos mismos para encubrirla.



¿Qué elegimos, la verdad o la mentira?- ¿Preferimos el fraude, el reparto de dinero, el uso de los programas de ayuda de gobierno para conseguir votos que las campañas limpias de aquellos que como Mockus o Petro utilizan los medios que permite la ley?. Si cotejamos a los candidatos, ¿es más importante el discurso que lo que hace el candidato, es más importante lo que promete que lo que hace, o lo que ha hecho en su vida pública? ¿La verdad dejó de ser más importante que las falsas promesas?

¿Qué es lo que nos hace creer que no es válido lo que dice la gente en la calle si no lo publican los medios?

¿Por qué debemos dudar de muchísimas señoras incluidas en el programa de "Familias en Acción" que dicen que fueron citadas y transportadas en buses para reunirse públicamente con el candidato?



¿Honestidad?- Me pregunto si los que votan a Santos no han visto su actuación durante todos estos años.

¿Acaso es bueno mentirle al país sobre la Operación Jaque para que después, presionados por la información de los medios internacionales finalmente nos dijeran una parte de la verdad y mas tarde otra en cómodas cuotas para evitar que supiéramos toda la verdad? ¿Es lícito usar el logo de la Cruz Roja para una operación de inteligencia poniendo en riesgo la vida de los miembros de la Cruz Roja y su credibilidad como institución neutral que vela por el Derecho Internacional Humanitario y por la vida de las personas? ¿O es honesto mentirle a otro país después de haberlo invadido diciendo que el fuego provenía desde este lado de la frontera colombo ecuatoriana? Si el ministro Santos consideraba que esa era una acción legal ¿por qué tendría que mentir? Acaso debemos aceptar la imposición de la nueva versión "bushista" de la teoría de la legítima defensa aplicada a una nación vecina que nunca nos atacó ni nos pensaba atacar? ¿No es acaso Ecuador el que acoge y ayuda a los colombianos que huyen de Colombia por el conflicto armado, refugiados que no se contabilizan en la cifra de desplazados?

¿Es honesto mentir acerca de los falsos positivos y es honesto haber mantenido la disposición 029? ¿Y si es cierto que no se usaba como dijo el candidato Santos, por qué no denunció su existencia para poder eliminarla? Que los falsos positivos fueran parte de una historia que comenzó en el año 1990 no exime de culpa a quienes la heredaron, conocieron y no denunciaron ese estado de cosas. No es un argumento válido decir que porque los demás nos mintieron eso justifica al que sigue sosteniendo esa mentira.



Si queremos una Colombia como la que decimos que queremos, debemos empezar por conocer y decir la verdad. Sobre mentiras no hay construcción posible.





emmaflood@etb.net.co





Emma Flood



http://www.eltiempo.com/blogs/el_analisis_de_emma/2010/06/ni-santos-gano-las-elecciones.php?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

miércoles, 2 de junio de 2010

ISRAEL ARREMETE CONTRA EL MUNDO POR CASO DE LA FLOTILLA

El primer ministro denuncia un ataque de hipocresía internacional.




Benyamin Netanyahu se encastilló la noche del miércoles frente al “ataque de la hipocresía internacional”. En un discurso televisado, el primer ministro israelí anunció que mantendría el bloqueo de Gaza pese a las presiones procedentes de todo el mundo. Levantar el bloqueo, dijo, supondría convertir Gaza en “una base de misiles iraníes que amenazarían a Israel y a Europa”.
Netanyahu justificó el violento asalto a la flotilla que intentaba romper el bloqueo llevando hasta Gaza material humanitario: “Aquellos no eran barcos de amor, sino de odio”. Según el jefe del Gobierno israelí, “el objetivo de la flotilla no consistía en transportar ayuda, sino en romper el bloqueo, y si eso se hubiera consentido decenas y centenares de barcos cargados de armas habrían llegado a Gaza inmediatamente después”.
El discurso de Netanyahu apeló a un sentimiento profundo de muchos israelíes, el de ciudadanos sitiados en un entorno muy hostil, con la propia existencia en juego e incomprendidos por el mundo. Y siguió descartando cualquier posibilidad de coexistencia pacífica con un enclave gobernado por Hamás, un partido considerado terrorista por las principales potencias occidentales.
El mensaje que Netanyahu y su servicio diplomático intentaban hacer llegar al mundo se basaba en justificar el bloqueo, el asalto a la flotilla (que dejó nueve muertos y decenas de heridos) y cualquier otra acción por razones puramente bélicas. El embajador israelí en Estados Unidos, Michael Oren, había declarado poco antes en una entrevista televisiva que el asalto a los barcos que navegaban rumbo a Gaza en aguas internacionales había sido “perfectamente legal, perfectamente humanitario y responsable”, añadiendo que los estadounidenses hicieron cosas similares “cuando combatieron contra los alemanes y los japoneses en la Segunda Guerra Mundial”.
El conjunto de la clase política israelí parecía sometida a la tensión psicológica de un estado de sitio. Aunque en privado se expresaran duras críticas a Netanyahu y un profundo desaliento ante la situación, en público se mostraba unanimidad y una actitud desafiante ante la presión internacional. El primer ministro británico, David Cameron, se sumó el miércoles a las críticas y pidió que se levantara el bloqueo de Gaza. El enviado europeo a Oriente Próximo, el ex primer ministro Tony Blair, fue más ambiguo: dijo que el bloqueo no servía, pero que tampoco veía cómo podía levantarse.
La tensión ambiental se reflejó en una tormentosa sesión de la Knesset, el Parlamento israelí. La diputada árabe-israelí Hanin Zoabi, que viajaba a bordo de una de las naves de la flotilla, proclamó que la intención del asalto consistía en causar el máximo número de muertos y preguntó por qué el Gobierno no publicaba todas las filmaciones efectuadas. Hubo reacciones durísimas por parte de otros diputados. Uno de ellos, del partido ultranacionalista Yisrael Beitenu (Israel ante todo), lamentó que los soldados se hubieran contenido y hubieran causado sólo nueve muertos. Otros diputados le gritaron cosas como “traidora, solterona, vete a Gaza” y pidieron que se le retirara la inmunidad parlamentaria. El riesgo de violencia física llegó a ser tan alto que en ese mismo momento la Mesa le concedió a Zoabi una escolta de dos guardaespaldas, para evitar agresiones de sus colegas.
Otro diputado árabe, Mohamed Barakeh, defendió a Zoabi y afirmó que sus intenciones al unirse a la flotilla habían sido “nobles”. “Están ustedes tratando de justificar el asesinato a sangre fría de activistas; los soldados no son responsables, lo son quienes organizaron la operación”, dijo. Y siguió: “Ningún país está ahora del lado de Israel. Están solos contra el mundo. Están dañando su propia nación”.
Los ánimos de los diputados y los ciudadanos árabes israelíes estaban especialmente crispados porque la liberación de todos los participantes en el trágico viaje a Gaza había tenido cuatro excepciones: los cuatro árabes israelíes que iban a bordo y que, a diferencia de Zoabi, no disfrutaban de la inmunidad parlamentaria. A esos ciudadanos se les prorrogó la detención por ocho días más, a la espera de la presentación de acusaciones por el fiscal.
Los centenares de activistas liberados, entre ellos los tres españoles, también veían amenazada su salida del país, pese a llevar horas embarcados en aviones, porque varios ciudadanos y organizaciones ultranacionalistas habían presentado recursos judiciales contra la orden gubernamental de deportación inmediata. Los recursos pedían al juez que antes de la deportación se examinaran las posibles responsabilidades penales de cada activista.

http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-206595-israel-arremete-contra-elmundo-caso-de-flotilla

martes, 1 de junio de 2010

DESASTRE AMBIENTAL EN EL GOLFO DE MÉXICO‏

Por: Eloy A González.


Por: Eloy A González.


Las noticias están ahí, solo basta asomarse a los noticiarios para encontrar esta información que estremece. Asistimos a uno de los más grandes desastres ambientales que se han producido y es considerado el mayor desastre ecológico en los Estados Unidos. Esta ahí no solo en las noticias, es parte de una realidad tan actual, que hoy seguimos paso a paso la solución a un problema que se les escapa de las manos a todos. Las aguas del Golfo de México, un escenario muy cercano a nosotros están siendo contaminadas por un extenso y continuo vertido de petróleo. Hasta este momento en que escribo estas líneas, el derrame es incontenible.

El día 20 de abril tuvo lugar en el Golfo de México un desastre natural cuando una plataforma petrolífera de la compañía British Petroleum (BP) se incendió y se hundió después de una explosión. Esto ocurrió frente a las costas de Luisiana y el incidente dejo 13 muertos. Con el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon a unos 1525 metros de profundidad se produjo una fuga de petróleo que hasta la fecha no se han logrado detener a pesar de todos los esfuerzos.

El escenario de esta calamidad es la región norte del Golfo de México. El Golfo de México es una cuenca marítima contenida entre los litorales de México, Estados Unidos y Cuba. Los estados mexicanos que tienen costa con el golfo son: Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán. Los estadounidenses son: Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas. La isla de Cuba ocupa en la parte oriental del Golfo la salida de éste hacia el océano Atlántico, en tanto que la península de Yucatán, también al poniente, separa al golfo del mar Caribe. Esto nos da una idea de cuánto puede afectar el vertido de gran cantidad de petróleo en esta zona.

También el Golfo de México y en específico la costa sur de los Estados Unidos, sobre todo la costa de Luisiana y Misisipi, es un área muy vulnerable y el daño al sistema ambiental puede ser catastrófico si no se actúa a tiempo.

El vertido ha continuado imparable. Se estima que la cantidad de petróleo que se está derramando al océano es equivalente a 3,5 barriles de crudo por minuto. Esto supera por 5 las primeras estimaciones y según los cálculos, se han vertido entre 8 y 9 millones de litros de petróleo en las aguas profundas del Golfo de México desde el pasado día 20. Hasta el momento, el derrame ha creado una mancha que mide unos 77 kilómetros de largo por unos 129 de ancho, y se localiza a unos 50 kilómetros del frágil ecosistema costero de Luisiana. Dependiendo de las mareas y los vientos esta mancha puede moverse a las costas de los países y estados arriba mencionados.






La solución o soluciones a tan complicado y desastroso evento han sido buscadas y empleadas por las partes implicadas, esto es, la compañía BP y el gobierno. El asunto es alarmante y puede perderse el control si no se toman decisiones rápidas. Las consecuencias económicas de este desastre ya producen resultados desfavorables en la industria pesquera de los Estados envueltos en el problema al contaminarse sus zonas de pesca. Estos han visto con impotencia como se ha detenido el desempeño de esta industria esencial para la economía de los estados costeros del sur de EEUU.

Se condujeron medidas para evitar que el crudo derramado llegara a las costas, con este propósito se colocaron barreras en la superficie para contener el vertido en tanto que varios barcos se mantienen succionando el petróleo. La compañía BP envió robots hasta el fondo para activar el sistema de seguridad que frenaría parte del escape; uno de los escapes, el menor, fue controlado pero aun así continuó el derrame en los otros 2 escapes. La otra solución definitiva, que ya se ha puesto en marcha, consiste en tapar las fugas principales con una campana conectada a un barco mediante tuberías que extraerían el petróleo. El problema es que nunca se ha realizado una maniobra de este tipo en aguas tan profundas; esto establecía un desafío tecnológico; pero se construyó la campana y ayer finalmente se instaló. Parece que funciona, aunque hay informaciones contradictorias en tal sentido.

¿Qué consecuencias traerá esta catástrofe ambiental? Desde el primer momento que comenzó el derrame de tal cantidad de crudo, los daños económicos son evidentes al paralizarse una industria millonaria como es la industria pesquera. La ambientalista Wilma Subra señaló que el 40% de los productos del mar que se consumen en Estados Unidos provienen de esta región.

Un derrame de petróleo como este, desde el momento que se produjo, daña todo el ecosistema marino y en la costa; sobre todo los refugios de vida silvestre, playas y estuarios en Luisiana, Mississippi, Alabama y Florida. Se estima que aun deteniendo la fuga hoy, se requerirá entre 5 a 10 años para reparar los daños causados.

Una de las consecuencias que podemos esperar es que los planes para continuar la prospección y explotación petrolera en aguas profundas se verá afectada. La intención de permitir esto en otras zonas costeras del país se verá detenida. Por una parte se exigirá medias estrictas para continuar estas prácticas y garantías de que esté disponible la tecnología apropiada para evitar estos desastres en el futuro.

Esta ruina también le provee argumentos a los ambientalistas que se oponen a la explotación petrolera tal y como viene haciéndose y su extensión a otras áreas. Muchos "ecologistas de pancarta" se aprovecharán de este desastre para oponerse a esto. Los partidarios de las energías alternativas o renovables tendrán también sus argumentos a la mano. El país demorará en desprenderse de su dependencia al petróleo proveniente del extranjero.

Por último. ¿Quién pagará la factura por el control de este desastre? Sabemos que la compañía ha asumido los costos… ¿pero hasta que punto? Seguro que el gobierno asumirá parte de los gastos. ¿Cuánto será? No sabemos, pero la cifra cuando se conozca será perturbadora. Una parte del gasto, quiera o no el gobierno federal o los gobiernos estatales, saldrá del bolsillo del contribuyente.
Hasta tanto nos preguntamos… ¿funcionará la inmensa campana?

http://www.conexioncubana.net/opinion/desastre-ambiental-en-el-golfo-de-mexico/

LOS SANTOS INOCENTES

Por: Reinaldo Spitaletta


El gran perdedor en estas elecciones fue el pueblo colombiano. Parece un pueblo acostumbrado a las penas y a las derrotas, con cierto aire manifiesto de sadomasoquismo.

Dicen que cada pueblo elige el gobierno que se merece, pero no hay que olvidar que en los comicios –que dan la apariencia de democracia- hay en juego intereses suprapopulares, los de quienes ejercen el poder.
Ahora que estamos en efemérides bicentenarias, lo que se nota en nuestra historia de desgracias es el dominio secular de unas castas, de unos exclusivos –y excluyentes- clanes que han mantenido o incrementado su cuota de poder. Nada nuevo bajo el bíblico sol. El pueblo, o el rebaño, será siempre utilizado como carne de cañón, como elector de sus verdugos, o como “idiota útil”, expresión otra vez en boga a propósito de la resurrección del caso del grupo paramilitar los Doce apóstoles y el hermano del Presidente.
Por ahí dicen que perdieron las encuestas. Qué va. Cumplieron con su papel idiotizador, con sus fines de mercadeo, su intención de espectáculo y visceralidad. Insisto, perdió la mayoría, que son casi todos, tanto los que votaron como los que se abstuvieron, porque serán las víctimas propiciatorias de los próximos cuatro años, de un gobierno que, igual, favorecerá, como el de hoy, a los banqueros, a las transnacionales, a una élite privilegiada, que para eso son los dueños del país.
Se dirá, claro, que todavía falta la segunda vuelta. Ya todo está cocinado. Y consumado. El candidato oficial del régimen no perderá. El aparataje está diseñado para la continuidad. Todos (o casi todos) vieron la descarada injerencia presidencial en la campaña, los llamados, subliminales o no, a votar por Santos. Ah, las que también perdieron fueron las famosas redes sociales de internet. Alguien decía que una candidatura –como la del desteñido partido Verde- no se puede soportar en “culicagados”.
También se rumoraba en conversaciones de cafetín que no hay “nada más equivocado que el gusto de las mayorías”, una frase que pudo haber sido pronunciada por Wilde, o por el escritor Mario Escobar Velásquez, al cual alguien se la atribuyó en algún palique. Y ese “gusto”, auspiciado por mecanismos mediáticos y de otros poderes, se inclinó otra vez por una propuesta que volverá a castigar a los desposeídos.
Volverán entonces las oscuras maniobras de la corrupción y la politiquería, tan campantes en estos últimos ocho años. La vigencia del “todo vale”, de la cultura mafiosa, del amparo a la ilegitimidad y del irrespeto por la diferencia, será de nuevo el pan amargo de cada día. Para eso está diseñado el país. Y para eso se domestican las mayorías. No hay misterio.
Así que preparémonos para asistir al perfeccionamiento de los terroríficos “falsos positivos”, contra cuya impunidad continúan luchando, entre otros, las madres de Soacha. Este es un país en el cual lo anormal (y lo ilegal) se ha vuelto normal. Se prolongará, por ejemplo, el estado de miseria de más de veinte millones de colombianos, si no es que la cifra se tornará mayor. Crecerá –por qué no- el desplazamiento forzado, que ha sido vieja táctica del paramilitarismo y otros terratenientes, para quedarse con las mejores tierras, muchas de ellas dedicadas hoy al cultivo de palma africana. Seguiremos siendo el país latinoamericano con mayor índice de desempleo y hasta se ampliará la presencia de las bases militares estadounidenses.
Continuará el imperio de las “chuzadas”, de la degradación del sindicalismo, del negocio de la salud por encima de la salud de los colombianos, del negocio de la guerra, de los agroingresos seguros, en fin, que el catálogo siniestro es amplio. También se puede hacer una lectura de que hubo un “voto de confianza” a la parapolítica, la yidispolítica, al aumento de la inseguridad urbana, al enriquecimiento ilícito, etc. Pero, por otra parte, el candidato del gobierno, con todo el apoyo de la maquinaria oficial, no pudo ganar en primera vuelta, lo cual puede ser un aliciente para las “minorías” que votaron en su contra. Así que de hoy al 20 de junio, como diría don Perogrullo, cualquier cosa puede pasar.


Fuente: http://www.elespectador.com/columna-206202-los-santos-inocentes

MEMORIA, ÉTICA Y PORVENIR

Por: Zabrina Molina, César Badillo y Héctor Arenas | Enviar Correo al Autor | Más Artículos del Autor

Pero ahora quiero recordar a aquellos
que ya no volverán aunque los llames.
M. C.

Llega el mes de abril y la luz cálida va venciendo la penumbra y el frío de un invierno lluvioso y prolongado; acudimos a una reunión con el Maestro Manuel Reyes Mate en la mítica y hermosa Residencia de Estudiantes: El año pasado, Reyes Mate obtuvo el Premio Nacional de Ensayo del Ministerio de Cultura de España, con su obra La herencia del olvido; el tema que nos convoca hoy es su especialidad: La Memoria.

La memoria es peligrosa



Walter Benjamin señaló que la memoria abre expedientes que el Derecho da por clausurados. Traemos a colación esta sentencia para iniciar el diálogo y Reyes Mate, que acaba de llegar de Turín de un encuentro en torno al Pensar en español, nos observa con sus ojos claros y serenos, y con voz grave y pausada nos dice: “La memoria es peligrosa y por eso los poderes políticos siempre han tenido una política de la memoria, es decir, una instrumentalización de la memoria. Cuando la memoria expresa las injusticias pasadas, cuando es la voz de las víctimas, entonces se convierte en un asunto peligroso, lo estamos viendo en España. Se hablaba mucho de memoria, pero la mayor parte de las veces se hacía en un plan retórico; cuando la memoria se ha convertido en el epicentro de una revisión crítica del franquismo y el juzgamiento de los responsables, han saltado las alarmas y se ha convertido en un problema político que divide al país, porque los falangistas están pretendiendo juzgar a quien ya asumió la responsabilidad de juzgarlos”.

Sus palabras nos evocan de manera inmediata el valor de la Corte Suprema de Justicia en Colombia, que se ha convertido en un bastión de la defensa de lo que queda de institucionalidad democrática –cada vez más reconocido internacionalmente–, por la extraordinaria entereza con la que ha protegido un principio de justicia, en un país que sufre la embestida arrasadora de un modelo totalitario con disfraz democrático, no desligado del resurgimiento del fascismo en la alianza atlántica, y vinculado esta vez a las redes corporativas del presente, y al capital acumulado en las armas, el narcotráfico y el lavado de activos**.

La memoria –continúa Reyes Mate– está estallando en el mundo: Memoria de la conquista, memoria del colonialismo, memoria de la esclavitud, memoria de la guerra civil, y este ascenso de la memoria nos permite conocer algo que la historia desconoce: lo oculto, lo declarado insignificante por la historia, lo vencido, lo fracasado, los no hechos, lo que subsiste sólo como posibilidad porque no pudo ser. En este sentido, es esclarecedora la frase de Gabriel García Márquez en Los funerales de la mama grande: “Vamos a contar los hechos tal y como fueron antes de que lleguen los historiadores”.

Las palabras de Reyes Mate son certeras y actúan como detonantes de nuestra propia memoria: la de los seres cuya vida fue arrebatada por soñar y buscar un país justo, la memoria de los que han asumido los riesgos y la zozobra de vivir amenazados por no callar la verdad frente al crimen y el régimen de oprobio, la memoria de los que no han permanecido indiferentes y que han renunciado al confort que brinda el halago astuto, o el silencio cómodo, y han asumido desde la ética en los diversos intersticios de la vida cotidiana, las dificultades que implica el no guardar silencio frente a la ausencia de soberanía y la captura mafiosa del Estado.

Memoria y justicia



Preguntamos entonces por otras novedades que estén aconteciendo en el plano de la memoria, y Reyes Mate nos contesta: ¡Su identificación con la Justicia! Y para explicar lo que esto significa, podemos recordar la respuesta que dio Primo Levy a una jovencita que estaba escuchando los relatos de los campos de exterminio y le preguntó: “Pero, ¿qué podemos hacer nosotros?” Y Primo Levy le respondió con una frase muy críptica: “Los jueces sois vosotros”. Uno se pregunta –continúa Reyes Mate– ¿qué justicia puede administrar un oyente? Mientras vivimos nosotros, los supervivientes, mantenemos viva la memoria de la injusticia, pero el día en que desaparezcamos no habrá memoria de la injusticia, y sin memoria de la injusticia es como si la injusticia no hubiera tenido lugar: Los muertos, los sacrificios, la bestialidad… Entonces, lo que pide Primo Levy a los jóvenes es mantener viva la memoria de la injusticia porque sin memoria de la injusticia no hay justicia posible. Eso no significa que la memoria de la injusticia repare todos los daños de la injusticia, pero el mantener viva la memoria de lo irreparable es imprescindible para cualquier derecho que asuma la tarea de la justicia.

Las reflexiones de Reyes Mate nos recuerdan el valor de la propuesta del ex magistrado Augusto Ibáñez, en el sentido de organizar un proceso que permita a nuestro pueblo saber lo que nos ha sucedido en las últimas décadas. Una nueva forma de memoria y divulgación que responda al hecho de que, sobre la persecución y el exterminio iniciado en 1948, o en 1985, en su fase más reciente, se ha tendido un manto de olvido y tergiversación que nos impide conocer lo que nos ha ocurrido como comunidad. Resulta imprescindible una memoria esclarecedora de lo sucedido si queremos dejar atrás el ciclo repetido del horror. En este proceso de memoria sería esencial –consideramos– el valeroso trabajo de Nunca Más (www.colombianuncamas.org).

El Maestro Reyes Mate nos regresa al presente: la memoria abre expedientes que el Derecho, la historia, dan por clausurados. Hay memoria de la injusticia mientras la injusticia no sea reparada. Y mientras la injusticia no sea reparada, no se puede hablar de prescripción ni de reconciliación ni de paz ni de nada. La memoria de la injusticia se rebela frente a todas las formas de olvido que tiene el Derecho, entre ellas las leyes de punto final.
Cuando hablamos de memoria, hay que tener en cuenta que se trata de un proceso, y muchas veces no sólo nos quedamos en el inicio sino que también admitimos sin deliberar, procedimientos preconcebidos y contrarios al acceso a una memoria esclarecedora y justa.

El final tendrá que ser la reconciliación; el criminal en los conflictos, además de hacerle daño a la víctima, le causa daño a la sociedad porque la divide entre quienes celebran las muertes y quienes las lloran. Además, empobrece a la sociedad porque la priva de la víctima y también de sí mismo, porque se reduce a la condición de delincuente.

Al hablar del conflicto en Colombia –pensamos mientras escuchamos a Reyes Mate–, debemos tener en cuenta que las víctimas corresponden a una amplia gama: las víctimas del capitalismo como sistema económico que degrada, enfrenta y aniquila; de la condición imperial que ubicó a Colombia hace tiempo como espacio geopolítico importante; las victimas de la guerra sucia que decretó el exterminio de quienes encarnaban ideas diferentes del orden segregador, heredado, y las victimas de las guerrillas, como resultado de la degradación del conflicto. El fascismo y el progreso tienen en común la no reparación en medios para alcanzar fines, la invisibilización de las víctimas.

Conflicto y memoria


Pensar en la superación del conflicto exige la memoria de las víctimas, y la reconciliación como horizonte supone recuperar la víctima y el verdugo. Quien extermina en el conflicto le envía un mensaje a la sociedad diciendo que la víctima es irrelevante para la sociedad política por la cual se lucha. Frente a esto, hay que afirmar la condición de ciudadano de la víctima, y esto está ligado a la recuperación del verdugo, la cual supone que él reconozca que hizo daño, que lo que hizo no fue un acto heroico. Supone también que acontezca el perdón, pero el perdón sólo lo puede dar la víctima si le nace hacerlo.

Las reflexiones de Reyes Mate sobre conflicto, memoria y olvido también nos recuerdan los nexos entre la crisis económica de 1929 y la estampida del fascismo en la década del 30, que culminó en la conflagración de la Segunda Guerra Mundial. La opción, entonces, fue la de la fuerza desnuda para el reparto armado del mundo y de los mercados, para la aniquilación de lo que se consideraba sobrante: gente, fábricas, recursos ambientales, etcétera. Hoy día, en los medios de comunicación y en la calle el tema de moda es la crisis, pero no se tiene en cuenta que las crisis recurrentes se enraízan en una concepción errónea de los fines de la existencia, como vislumbró José Martí, quien asistió a la crisis de 1893 con exceso de mercancías, con despidos masivos, etcétera. No se tiene en cuenta tampoco lo señalado con precisión por Evo Morales en la Cumbre de la Tierra: “Sólo tenemos dos caminos: La Pacha Mama o la muerte. Muere el capitalismo o muere la Madre Tierra”.

Identidad, autonomía, valores



Reyes Mate responde a nuestra inquietud: esta crisis ha sido un test muy interesante y nada hemos aprendido. Me producen gran perplejidad los límites de nuestro saber crítico. Pudo haber sido la ocasión para dar a luz algo alternativo. Se pudo haber dado una reflexión a fondo sobre el capitalismo. ¿Por qué no ha sido posible? Se entiende que los políticos no la promuevan porque eso cuestiona el statu quo de la clase política, pero lo que llama la atención es que tampoco haya habido, desde la reflexión crítica, desde el mundo intelectual, una propuesta atractiva. Hay una especie de resignación intelectual, como si tras la crisis del marxismo sólo se pudieran poner parches: mejorar unos derechos aquí, considerar otros derechos allí, pero no hay propuestas alternativas. Entonces, lo que sale reforzado es el capitalismo: hay que salvar a los bancos porque si no perdéis todo; lo vuestro depende de ellos.

Se entiende entonces que el bienestar de la ciudadanía depende del enriquecimiento de las élites. Así, cada vez estamos más sumidos en las contradicciones y al mismo tiempo más paralizados. Las desigualdades de hoy son heredadas, no son el producto del azar. No son hechos naturales como los ríos y lo montes. Las desigualdades pueden ser injusticias. Yo encontré alguna luz en Walter Benjamin. Él diferenciaba el examen del capitalismo del siglo XIX y el del siglo XX; en el primero, decía, hay que examinar la fábrica, en el segundo hay que analizar el escaparate, el escaparate orienta nuestros valores, nos sueña. El consumismo no es sólo la voracidad del consumo sino también la renuncia a pensar por nosotros mismos los valores.

Las reflexiones de Reyes Mate nos instan a tener presente la magnitud de los estragos causados en Colombia y el hecho de que la mayor parte de las opciones que ofrece el escenario político que se abre este año son las mismas soluciones que han sido raíz del desastre. En este tiempo preelectoral, esta memoria nos permite comprender que, sin revolución ética y ecológica, no tendremos porvenir. Comprender que, como tejido colectivo, aún carecemos de instrumentos que nos permitan oponernos masivamente a la astucia que nos condena a reeditar la dinámica que impele el ciclo de la miseria material y espiritual, pudiera brindarnos la clave para comenzar la labor. Pues, además de los ríos de sangre que no han cesado de correr, y del imperio de las más aberrantes injusticias que no ha cesado de funcionar, hemos sido catapultados a un proceso de involución cultural en el cual los medios masivos de comunicación han cumplido la pérfida tarea de manipular las conciencias y someter las mentes a la confusión y el odio. La mayor parte de la educación, salvo excepcionales e invaluables ínsulas, se ha plegado a este proceso por la conversión de las instituciones en una suerte de expendios mercantiles de títulos.

Sin embargo, en medio de la penumbra también alientan las semillas del decoro, las prefiguraciones diversas de un porvenir posible que se enraíza en el amor sin tregua. En nuestro país ha emergido un tejido de la honorabilidad en el proceder que porta en sí la energía invencible de la memoria de las víctimas sacrificadas por quienes no han dudado en derramar la sangre y desestancar los odios, para preservar el orden de privilegios y la red de capitales engordados en el crimen.

La alianza ética que reúna la amplísima diversidad que no es indiferente a los medios que se utilizan para alcanzar los fines, así como procura hacer bien el oficio o la labor en que se ocupa, nos permitirá cruzar el umbral que nos mantiene sumidos en una espiral de confusión y barbarie. Sin la ética, sin la fuerza espiritual, no tendrán lugar las variaciones que precisamos. De nada servirá cambiar un poder por otro si las ambiciones de honores y fortunas prevalecen sobre el deber de consagrar las energías a la curación de tantos destrozos en el tejido social, los universos interiores y la naturaleza. Aquí se hace urgente una nueva nemotecnia, un procedimiento claro que nos permita, con base en la memoria, acceder una reconciliación real.

La economía tendrá que salir del control corporativo y mafioso que hoy impera, e incorporar en los principios que la inspiren, el saber de las comunidades que labran con el ejemplo cotidiano una nueva-antigua manera de habitar: compartiendo, cooperando, sanando la tierra y reconociendo que pertenecemos a ella en lugar de creer tontamente que ella nos pertenece; apostando por la evolución cultural y espiritual, en lugar de colocar un acento excluyente en la acumulación de bienes materiales como horizonte de la existencia.

La justicia no tendrá que ser reducida a la dimensión vindicativa porque deje de ser justicia en su esencia de curación y transformación radical del orden heredado. La magnitud de los estragos exige un movimiento amplio que reúna la multi-com-plicidad diversa que comparte conciencia sobre lo imprescindible que resulta la evolución interior, como paso insoslayable para transformar el mundo, que también comparte el sentimiento del servicio en diferentes esferas como parte de nuestra responsabilidad al habitar esta tierra.

* Con base en una entrevista con Manuel Reyes Mate
** Ver La riqueza tras el poder, obra de Robert Brady.

http://www.eldiplo.info/mostrar_articulo.php?id=1094&numero=89